"Yo no estoy enfadado con Castro". Abelardo abre el tiempo dedicado a su enfrentamiento con el delantero de Ujo sentando la base sobre la que va a girar su argumentación. "He hablado con Castro siete u ocho veces de este tema porque le tengo muchísimo cariño. Si fuera otro futbolista, me lo cepillo sin decir nada y no le pico el orgullo", espeta el entrenador, que confiesa encantado de que el delantero pueda estar picado y sea capaz de reaccionar. "Es lo que buscaba".

"El sabe que tiene que cuidarse en su vida personal. Cobra un dinero importante del Sporting", sostiene Abelardo, que se mantiene firme en su postura y añade que "tiene que entrenar bien, llevar una alimentación adecuada porque tiene un problema que todo el mundo sabe y tiene que ir al gimnasio porque tiene un déficit que es una realidad. Sabe lo que tiene que hacer". Abelardo es un hombre de pasos bien medidos, que confiesa que "buscaba picarle el orgullo y que reaccione".

El técnico insiste en que "no tengo que estar encima de él, porque soy entrenador y esto es el primer equipo. Él sabe que es un profesional, que tiene calidad y que le cuesta trabajo. Necesita conseguir unos hábitos que, a lo mejor, abajo no le obligaron a conseguir".