Con las bendiciones, los abrazos y los ánimos del padre Fernando Fueyo, los expedicionarios del Sporting fueron subiendo al autocar que los llevaría a Madrid, donde esta tarde se ven con el Atlético de Simeone, el autor del pisotón más deleznable de la historia del fútbol que, por cierto, no le costó ni una tarjeta amarilla, mientras que Julen Guerrero debe de tener aún las cicatrices de los tres tacos en el muslo. Aquel pisotón define al personaje, idolatrado ahora en el Calderón y entorno.

El partido llega al día siguiente de la goleada del Valencia en Vigo. La previa del partido se centraba en dos aspectos: el Celta, si ganaba, sería colíder con Real Madrid y Barcelona, a la espera de lo que hicieran ambos en sus duelos de hoy. El Valencia iba a pasear su crisis interna por la marginación de Negredo, que volvía a quedarse en casa por decisión del cuestionado Nuno. El resultado del partido, uno a cinco a favor del Valencia y coliderato al limbo. Son las manías de hacer valoraciones de la clasificación en la noche del sábado cuando queda media jornada por disputar. Tal equipo duerme líder, se lee con frecuencia, como si valiera de algo dormir de líder el sábado. Lo que cuenta es dormir el domingo. El Celta, que está haciendo una temporada de ensueño, se empeñó en conseguir el coliderato sabatino a base de defender mal, y el Valencia no perdonó. Ni perdonó ni, por lo que se vio, se acordó de Negredo, a quien están usando de ariete en la lucha contra Nuno.

En la celebración de los goles del Valencia aparecía un tal Javi Fuego, al que dieron pasaporte en El Molinón porque había que hacer sitio para el amigo del simpático. El pasaporte al enorme centrocampista poleso ha sido una de las mayores barbaridades cometidas por el Sporting en su historia. El hecho demuestra que muchas veces vale más caer en gracia que ser gracioso. Éste es uno de ellos. Javi Fuego, capitán general con mando en plaza en un Valencia de Liga de Campeones. Le digo a usted, señor de guardia.

En momentos como éstos es obligado mantener las buenas costumbres; por eso, si pregunto, ¿molesto?: ¿hay paz social en el Sporting? Convendría que algún fino analista del lugar explicara la situación con claridad meridiana porque sería muy bueno para la salud general. Como sería no bueno, sino buenísimo, que diría un canario, que la chavalería de Abelardo sacara alguna renta de la visita de esta tarde al Calderón. Los rivales más cercanos aprietan. Por ejemplo, la UD Las Palmas, que parece remontar desde la llegada de Quique Setién al banquillo amarillo. O el propio Deportivo de La Coruña.

Llegar a los parones de las selecciones con un buen resultado es la mejor fórmula que existe para vivir los quince días de espera ante el nuevo partido en un ambiente de enorme calma, estado que es el aconsejable para la plantilla y para el grueso de la masa social. Pase lo que pase en el Calderón, el encuentro de esta tarde va a ser la primera prueba de la visita a un estadio de los más poderosos de la Liga, como denominan ahora a la competición. La primera visita de un grande, la del Real Madrid, se pasó con muy buena nota, como sin duda recuerdan los habitantes del universo rojiblanco. Un gran universo.