Nadie se acostumbra a las derrotas, y mucho menos un Molinón que vio cómo su equipo creció junto a Abelardo en casa. La gran temporada protagonizada el año pasado tuvo como uno de sus grandes avales la fiabilidad mostrada como local. Sólo una derrota tuvo que lamentar el conjunto del Pitu en el municipal gijonés a lo largo de toda la campaña. El listón se situó demasiado alto, nada tiene que ver la máxima categoría, pero el equipo ha caído ya en tres ocasiones en los últimos tres meses como local.

Una de las principales preocupaciones en el vestuario es que la comunión conseguida con la afición pueda verse afectada por los últimos resultados en El Molinón. Los silbidos a futbolistas como Jony, entendidos por algunos por la incertidumbre que rodea su futuro y los continuos coqueteos deslizados por parte del Betis, mientras que otros lo atribuyen a un gesto de castigo por su fallo en el penalti, han sorprendido. El vestuario tiene claro que la permanencia sólo será posible si la afición se hace valer en el campo y echa una mano desde la grada. El propio Jony ha asumido las críticas y se ha comprometido a intentar cambiar los pitos por aplausos.

El partido con el que se despedirá el 2015 en El Molinón volverá a ejercer como un punto de inflexión para seguir manteniendo a raya la zona de descenso. La Unión Deportiva Las Palmas, que acompañó al Sporting en el retorno a Primera, se valora como otro de esos encuentros claves para hacer valer el poder de los rojiblancos en su feudo. Los canarios parecen reforzados tras la llegada de Setién al banquillo.