A pesar de la evidente distancia que les separa, Sporting y Las Palmas casi han ido de la mano en los últimos años. Asturianos y canarios han compartido objetivos y han sido, por lo tanto, enemigos íntimos. El próximo domingo sus caminos volverán a cruzarse para disputar un partido trascendental para ambos. El Sporting necesita volver a ganar después de tres derrotas consecutivas para mantener una distancia de seguridad con los puestos de descenso y elevar a cinco puntos la renta sobre Las Palmas. El conjunto canario buscará escapar de la quema, adelantar al Sporting y salir del Pozo. La historia reciente dice que Las Palmas es un mal compañero de viaje para el Sporting, el típico visitante incómodo que se te cuela en casa.

La racha es impresionante. El Sporting no gana a Las Palmas desde el 21 de diciembre de 2006. En tres semanas se cumplirán nueve años. Desde entonces, se enfrentado once veces, con un balance desolador para los rojiblancos, de siete derrotas y cuatro empates. Los duelos entre Sporting y Las Palmas no han sido partidos cualquiera. Los rojiblancos, desde su último descenso, han sido un equipo poderoso en Segunda (curiosamente lograron el ascenso la campaña pasada, la primera en la que no eran favoritos) y Las Palmas ha ido creciendo a pasos cortos y llevaba varios años tonteando con el ascenso, hasta conseguir acompañar a Sporting y Betis el pasado verano.

Ni siquiera la buena mano de Abelardo logró corregir esta dinámica. El Pitu ya se ha enfrentado en cuatro ocasiones con los canarios, con un balance de dos empates y dos derrotas. Bien es cierto, que el Sporting debió ganar los dos partidos de la temporada pasada y que los canarios lograron empates favorecidos por polémicas decisiones arbitrales. En la partido disputado en Gran Canaria, el Sporting iba ganando y tenía el choque controlado hasta la injusta expulsión de Juan Muñiz. En la vuelta, en idéntica situación, los canarios empataron con un gol en clara posición de fuera de juego.

Sin duda, la derrota más dolorosa ante los canarios fue la de la promoción de ascenso a Primera a la conclusión de la temporada 2013-14. Abelardo había sustituido a Sandoval a falta de cinco jornadas para la conclusión de la temporada regular y afrontaba la fase de ascenso con la máxima ilusión. El Sporting cayó por la mínima en Gran Canaria después de un error grosero de Cuéllar, en el despeje, y de Bernardo al intentar controlar el balón. En el partido de vuelta, el sportinguismo se movilizó en una gran procesión hasta el estadio guiando al autocar rojiblanco. Un ambiente impresionante al que respondió el equipo, que tuvo numerosas ocasiones de empatar, mandó un balón al palo y acabó derrota y desplomado sobre el verde césped de El Molinón.