Sus compañeros ya casi se aprestan a realizar los estiramientos que marcan el final del trabajo diario, cuando Tonny Sanabria abandona el terreno de entrenamiento y se dirige al vestuario. El paraguayo lleva una mueca de preocupación en la cara, a pesar de que levanta el pulgar. El delantero no logra tranquilizar al sportinguismo. Las alarmas están encendidas. Esta mañana habrá más información, cuando la inflamación se reduzca y los servicios médicos puedan explorar la zona afectada en mejores condiciones. Por ahora, Tonny Sanabria no está descartado para el choque ante el Sevilla de este sábado (20:30 horas) en el Sánchez Pizjuán, aunque su concurso es dudoso.

El trigoleador rojiblanco justo estaba cogiendo la forma después de que otro problema muscular le tuviese apartado del equipo durante seis semanas. No es un recaída, se apresuran a matizar desde el club, aunque sí que se trata del mismo muslo que la vez anterior. Sanabria juega esta temporada en el Sporting en calidad de cedido por la Roma y ya es el máximo goleador del equipo con cinco tantos. La aportación de Sanabria al juego del equipo va mucho más allá de los goles, que no son poco de por sí. Sanabria es armamento pesado para el Sporting, aunque su fragilidad es alarmante. Es una especie de cañón de cristal.

El caso del paraguayo preocupa por más que tenga una explicación lógica. El propio Abelardo matizó en más de una ocasión que los problemas musculares de Sanabria se explican con los dos años que ha pasado sin apenas competir. En cualquier caso, su ausencia es un trastorno severo para el Pitu. Sanabria es uno de esos futbolistas que elevan el nivel de la plantilla y su ausencia es un merma sensible.

En realidad, el técnico apenas ha contado en un puñado de partidos con el paraguayo a pleno rendimiento. Los dos grandes momentos de Sanabria se produjeron en la jornada cuarta, cuando le hizo dos goles al Deportivo en apenas ocho minutos, y el pasado sábado con su hat trick a Las Palmas. También firmó otras estimables actuaciones, como su presentación ente el Real Madrid.

En la jornada quinta, empezaron los problemas. Tuvo que retirarse del partido ante el Rayo Vallecano tras recibir un golpe en la cabeza. Fue baja ante el Betis y reapareció en Cornellá, en la jornada séptima. En la previa del duelo ante el Granada, de la jornada octava, se produjo la lesión muscular de la que reapareció en la duodécima jornada ante el Levante. El del sábado ante Las Palmas fue su mejor partido desde su llegada a Gijón.