El consejo de administración del Sporting, junto con los servicios judíricos del club y el director deportivo, examinarán las imágenes de las tres amonestaciones a los centrales rojiblancos. El objetivo es demostrar que no hubo infracción en la jugada del penalti y que Bernardo no toca al jugador del Sevilla en la acción en la que vio la amarilla. El primer visionado de las imágenes no despeja las dudas. El club trabaja ahora para intentar conseguir una toma mejor. En caso de no lograrlo, tendrá que valorar si merece la pena presentar alegaciones previas a sabiendas de que es muy complicado que prosperen o es mejor pasar página.

Si se decide emprender la batalla legal, el club presentaría alegaciones previas al fallo del comité de competición. Este organismo prácticamente sanciona de oficio tomando como principal referencia el acta arbitral. El Sporting tendría abierta la puerta de recurrir al comité de apelación. Si este organismo también falla en contra, parece complicado que el Sporting vaya a ir más allá en unas jugadas en las que pruebas videográficas no son esclarecedoras. El criterio de los organismo sancionadores es que es el recurrente quien tiene que demostrar la inocencia del futbolista para que le quiten la tarjeta.