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Fondo Norte

Un partido muy distinto al del sábado

El Sporting tiene que ir al área rival, marcar goles, no encajarlos y dar una alegría al aficionado

Conocidas las cuentas de la temporada pasada y conocido el presupuesto de la actual, ya sólo queda saber si el Sporting va a seguir o no en la Copa del Rey. Para seguir necesita ganar por tres goles a un Betis que tiene un ojo y tres cuartos puestos en el partido contra su rival local, el Sevilla, del domingo. No hay en la capital andaluza acontecimiento deportivo más importante que el derbi. Pero el Betis, damas y caballeros, señoras y señores diputados (en funciones), tiene una ventaja clara ante un rival que no se caracteriza por su facilidad goleadora. El optimista dirá que sirven dos goles a favor, ninguno en contra, una prórroga y unos penaltis. En esa pelea se van a meter las huestes abelardianas, en las que no han sido incluidos Hugo Fraile ni Juan Muñiz porque "no se lo han ganado", en tremenda frase del gran timonel. En los tiempos que corren un profesional que no se esfuerza en los entrenamientos lleva un camino equivocado. El esfuerzo se supone a quien cobra un buen contrato, que son los casos a los que se refirió el entrenador rojiblanco.

El Sporting de Sevilla, en efecto, golfería arbitral al margen, no fue el mejor de lo que llevamos de temporada, pero estaba a un cuarto de hora del empate sin goles. No fue el equipo del Vicente Calderón, pero obligó al Sevilla. El Sporting de hoy tiene que ser diferente, en el juego, en la presencia en el campo y en el remate. Hoy el partido exige ir al área rival y exige, sobre todo, goles para que el pueblo fiel rojiblanco reciba una satisfacción.

La Copa no puede ser distracción en el gran desafío, que no es otro que la permanencia, clave, según los más finos analistas del lugar, en la consolidación de la recuperación económica y la salida de las enormes penurias vividas hasta no hace mucho. La Copa es un enorme atractivo en la mejor historia rojiblanca. Las dos finales, las semifinales espolvoreadas aquí y allá y otras buenas noches futbolísticas quedan prendidas en las solapas de los buenos recuerdos del aficionado.

Es cierto que las previsiones meteorológicas anuncian régimen de viento Sur para la hora del partido, viento que, según el clásico, anuncia decepción en el Anfield del Piles. Pero es un viento leve, con alguna ráfaga fresca. El Sporting tiene que sobreponerse a los malos vientos y dar un buen puñetazo encima de la mesa futbolística. En una de éstas, si pasa la eliminatoria, le corresponde el Cádiz, que no es mal rival y que sigue marcando la flecha viajera hacia el sur de la Península.

A la espera de la hora del partido de esta noche, el repaso a la nueva catástrofe del Real Madrid es asunto menor. Uno de los autores de la misma procede del gran mundo rojiblanco, Marcelino García Toral, entrenador de postín, renovado en el Villarreal por muchos años. Al final del partido reconoció alguna buena suerte de su equipo, pero es cierto que soportó un duro asedio en la segunda parte, con muchos remates blancos pero casi ninguno entre los tres palos, que es claro índice del serio problema que tienen Benítez y los suyos. El primer tiempo blanco fue un bochorno. Marcelino vuelve a lograr una victoria de prestigio que deja al Villarreal entre los mejores de la Liga.

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