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Fondo Norte

El más bello sueño duró diez minutos

La chavalería abelardiana, con un Halilovic redivivo, rozó la hazaña, pero el oficio del Betis la impidió

Diez minutos, los que van del setenta al ochenta y cuatro de partido, duró el más bello sueño copero de este juvenil y descarado Sporting de la chavalería abelardiana. La remontada sobrevoló el Anfield del Piles por encima de la maldición del dichoso viento Sur, que va a aparecer en los momentos más desafortunados de la larga historia rojiblanca. El Sporting, damas y caballeros, señoras y señores diputados, tuvo contra las cuerdas a un Betis que se confió tras el temprano empate a un gol y que no se esperaba el vendaval que lo azotó luego. El oficio de los reservas sevillanos hizo que el equipo rival y las buenas gentes rojiblancas tuvieran que despertarse del sueño que los llevó en una fase crucial del partido a 1978, cuando la remontada que lideró el llorado Tati Valdés, de quien le habían dicho a Rafa Iriondo que "estaba viejo", pero que dio uno de sus recitales.

El Sporting de anoche, una mezcla de habituales, menos habituales y reaparecidos, pongamos que hablamos de Álex Barrera, empezó muy bien el partido. El anuncio del gran timonel de que quería la remontada fue escuchado en sus huestes, que a los catorce minutos ya estaban en ventaja. Un perfecto saque de esquina, sin duda ensayado en los laboratorios de Mareo, acabó en gol. Sacó Rachid al segundo palo, donde Bernardo cabeceó con fuerza y colocación. El esfuerzo de un defensor visitante fue baldío, pues sacó el balón un metro dentro de la portería.

Pero el Betis tiene en su segunda unidad gentes de oficio y calidad. Por ejemplo, Van der Vaart, que cuatro minutos después filtró un pase perfecto para que el delantero holandés de nombre impronunciable igualara el partido. Aquello pareció visto para sentencia, porque al Sporting se le apareció una cumbre de tres goles. Superado el disgusto, arreglados algunos desajustes en el descanso, compareció Halilovic en lugar de Nacho Cases. Fue salir el croata y cambiar el panorama. En el primer balón que tocó metió un zurriagazo cruzado desde fuera del área al que no llegó Dani Giménez. Y el Sporting se puso a remar entre el jolgorio de los suyos. El Betis quedó desarbolado y sólo tuvo una ocasión de gol, resuelta por Alberto con un paradón. Su colega había hecho dos desvíos milagrosos antes, uno en remate de Álex Menéndez y el otro en desvío equivocado de un defensa propio, ambos en perfectos centros de Pablo Pérez, en su mejor partido del presente ejercicio.

El Sporting dio un paso al frente. Con un Rachid enorme, cerró al Betis en su área. Un centro del joven argelino dio en el brazo de N-Dyae. Halilovic tomó el balón y no dudó. El Sporting estaba a un gol de la hazaña. Lo buscó por las bandas, por el centro, con Halilovic, uno que ha vuelto después de unas jornadas de penumbra, pero no llegó. Mel movió el banquillo y refrescó a un Betis que vio las orejas al lobo y que buscó el contragolpe a la vista de los huecos que dejaban los rojiblancos, volcados en la búsqueda del cuarto gol. En los minutos finales, con los rojiblancos ya sin gas, con Rachid fuera por molestias, el Betis logró empatar. Un simple maquillaje, porque el rival acarició la gesta. Y vaya gesta.

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