Es cierto que no todos los rivales tienen el poderío del Real Madrid y también lo es que no sería justo sacar demasiadas conclusiones de lo sucedido ayer. Pero sí que se pueden tomar algunos apuntes. El Sporting emite señales preocupantes que afectan a cuestiones que siempre se han computado como virtudes. El Sporting no es un equipo que dé facilidades como las que concedió ayer, cuando toleró el abuso blanco. Es cierto que el Madrid cargó con furia hasta saciarse, pero también lo es que encontró un camino despejado. Un aspecto especialmente preocupante es el del juego aéreo, una faceta en la que los rojiblancos tienen un problema severo en ausencia de Bernardo.

Al sportinguismo no le queda otra que aferrarse al segundo tiempo. La mejoría rojiblanca hay que analizar también con matices. Cambiaron varias cosas en el Sporting. La primera, la actitud, quizá a causa de la bronca de Abelardo en el banquillo. La más evidente, la entrada de Ndi. El camerunés es hoy un futbolista imprescindible en el Sporting. Ndi parece el único futbolista capaz de darle pausa al juego y también el único capaz de enlazar con el delantero. Gracias a Ndi, el Sporting incorpora más futbolistas a las jugadas. Le falta gol, pero eso ya se sabía.

Otro foco de atención es Jorge Meré. Cometió un error en la salida del balón, pero fue de largo el mejor de la defensa, rápido y atento a los centros laterales. Habrá que examinarle en partidos más parejos, aunque el central juvenil está llamado a moverse a este nivel.

El principal problema del Sporting se arrastra desde la temporada anterior y es la falta de pegada. Isma López marcó un gol, definió con habilidad una gran jugada de Jony. El partido se cerró de nuevo sin un solo remate de los delanteros. Sanabria no llegó por centímetros a un buen centro de Álex Menéndez y eso fue todo.

La vuelta de Sergio es la gran noticia del día para el Sporting. Abelardo le dio ayer una hora de competición. Sergio no se pareció a sí mismo, pero se le espera.