La luz la ha aportado una filtración en el portal de internet de Football Leaks, pero la sombra de la sospecha anidó siempre en el corazón del sportinguismo. Desde que Doyen Group entró en sus vidas como un misterioso anunciante en los pantalones del Sporting allá por 2011. El club emitió aquel día una escueta y oscura nota de empresa en la que no se aclaraba qué se escondía detrás del nombre del nuevo colaborador rojiblanco. Las búsquedas habituales en internet tampoco arrojaron demasiada luz. Hoy ya se conocen los términos abusivos de parte de los acuerdos firmados por el Sporting, con la rúbrica de Manuel Vega-Arango y de Alfredo García Amado, y Doyen Group (Nelio Freire).

En total, el Sporting realizó cuatro operaciones distintas con este fondo de inversión. La peor de todas es el contrato filtrado ayer y firmado en Madrid el 21 de septiembre de 2011, por el que Doyen se comprometía a prestarle dos millones de euros al club. A cambio, recibía los derechos económicos de varios jugadores hasta alcanzar un retorno de siete millones, a los que había que añadir el 20% de los derechos del resto de jugadores de la plantilla hasta un nuevo retorno de tres millones. En resumen, Doyen le prestó dos millones de euros al Sporting y a cambio esperaba recibir diez. Pero había más, Doyen tenía derecho a reclamar el valor de un futbolista en caso de que el club cerrase una renovación que no satisficiera a sus intereses. El colmo de las cláusulas abusivas es que en los dos millones prestados al club se incluían todos los impuestos devengados, mientras que el Sporting devolvía diez millones de euros netos al fondo de inversión. Un negocio más que redondo.

El revuelo montado al conocerse esta filtración obligó al consejo de administración del Sporting a mover ficha. El primero movimiento consistió en emitir una nota pública en la que se aclara que este contrato "nunca desplegó efectos", que fue sustituido hasta en dos ocasiones en el año 2012 y que quedó "resuelto y sin efecto alguno". Más adelante, se informa de que las partes han alcanzado un principio de acuerdo para transformar este contrato en un préstamo por el principal (2 millones de euros) y un interés que se está negociando. Por último, se detalla que el Sporting sólo habría pagado 250.000 euros a Doyen por esta contraprestación en diciembre de 2013.

La nota oficial del club no alcanzó para frenar las iras del sportinguismo. Así que, a última hora de la mañana el consejo de administración improvisó una rueda de prensa en la que el máximo accionista, Javier Fernández, y el abogado, Ramón de Santiago, fueron alternando las explicaciones oportunas. El presidente, Antonio Veiga, estuvo con ellos, aunque no intervino. Javier Martínez, el tercer consejero, no se encontraba en Mareo esta mañana.

Javier Fernández se ratificó en los términos del comunicado y se desmarcó de los contratos firmados con Doyen al insistir en que llegó al club en 2013. No lo dijo, pero lo cierto es que, un hombre al que le cuesta tomar decisiones trascendente, ha hecho dos grandes movimientos desde su llegada al club que terminaron con las salidas de Vega-Arango y de García Amado. "La gestión de los dos últimos años en Primera ha sido mala", sentencia Javier Fernández. No hay que olvidar que el Sporting suscribe este acuerdo con Doyen en su cuarta temporada en Primera División, la que terminó con el descenso.

La prioridad de Fernández es desvincular a su familia de esta operación. "Yo no estoy informado de los de ese contrato al momento de la firma porque no estoy en el club", sostiene antes de aclarar que lleva "algo más de un año" negociando con Doyen transformar esta operación en un préstamo. Javier Fernández dijo desconocer si su padre, dueño del mayor paquete accionarial del club, estaba al tanto de este contrato en el momento de la firma. "Hay contratos que se han firmado en este club que mi padre no conocía para nada", asegura el vicepresidente rojiblanco. Javier Fernández.