"Asumo mi culpa en el 1-2". Jony muestra por delante su arrepentimiento por el balón que cedió atrás a Isma López y permitió que el Espanyol diera la vuelta al marcador. El cangués, que se rehizo con un centro medido a la cabeza de Castro que dio esperanzas para lograr el empate, asume que el equipo pecó de inocente. "No hemos sabido matar el partido después de adelantarnos en el marcador. Nos hizo mucho daño que nos igualaran justo antes del descanso y, en la segunda parte, salimos dormidos", explica. El rojiblanco lamenta que una mala tarde pueda acabar con castigo tan severo e invita a pensar ya en la visita al Granada. "Hay que levantar la cabeza y centrarse en el siguiente partido, que también va a ser muy importante", subraya.