Han pasado nueve meses, pero la herida no está cicatrizada. Alfredo García Amado, supera su aversión a la exposición pública y rompe el silencio que había mantenido desde que dejó el club para dar su versión de los hechos. Muy distinta, claro, de las conocidas hasta ahora. El que fuera director general del Sporting durante trece años y gerente durante el lustro anterior, defiende su gestión, la relación con Doyen que, según él fue "vital para la supervivencia del club" y muestra su agradecimiento y su afecto al máximo accionista, José Fernández, al que "siempre fui leal" y le agradece la oportunidad que le dio de "trabajar en el club de mi vida". Alfredo García Amado ha superado a medias el duelo. Quiere volver a trabajar y tiene claro que lo hará en torno al balón, pero sigue siendo incapaz de volver a El Molinón porque "me duele".

"Creo que se ha sido muy injusto conmigo". Alfredo García Amado insiste en comparar la fotografía del club cuando adquiere la responsabilidad de decidir en 2002 (desde que Vega-Arango asume la presidencia) y la fotografía del club a julio de 2015, en el momento del despido. "Parece que a nosotros nos dejaron un equipo que jugaba la Liga de Campeones y con un campo precioso...", ironiza para añadir que "si ahora dicen que apagan incendios, nosotros vivimos en un incendio continuo". García Amado reivindica su legado: "Guste o no guste, me voy con el orgullo de haber dejado al equipo en Primera División y con el Real Decreto para el reparto de los derechos de televisión firmado, que supone una cantidad de dinero importantísima para el Sporting y para el resto de los clubes". El exdirector general del club entiende que ha dejado al Sporting en condiciones de sanearse a corto plazo.

"Con 32 millones de televisión (nosotros el año que más tuvimos fueron 14) te puedes ir a un presupuesto de 45, que va a permitir quitar en torno a 18 millones de deuda. Si logras mantener la categoría, el año que viene recibes de la televisión entre 38 y 40 y te vas a un presupuesto de 50. Con otra temporada en Primera el club queda saneado", desgrana. Incluso en caso de descenso, la cuestión económica habría dejado de ser una fuente de preocupación según la versión de García Amado: "Si desciendes te vas a Segunda con entre 12 y 14 millones no retornables de ayuda y con unos ingresos de televisión de ocho millones. Es decir, que desciendes con 20 millones de euros".

Más allá de los grandes números, el exdirigente rojiblanco incide también en el nuevo aspecto de El Molinón y de Mareo, en la estructura de un club que "funciona solo en las parcelas profesionales, más allá de las pautas que marque el consejo, con unos códigos de estilo y unas pautas de comportamiento que funcionan". García Amado denuncia que "se hizo una cruzada contra mi persona, que superó con mucho lo profesional". Esa campaña, de un sector de la afición, acabó provocando su salida: "Si trajo la paz social, bienvenida sea".

Todo lo demás, está muy bien, pero el gran tema que flota en el ambiente es la relación del club con el fondo de inversión Doyen Group. El último capítulo se vivió cuando una filtración en Football Leaks sacó a la luz un contrato firmado en 2011 en unos términos abusivos. Explicar esta operación, que sigue defendiendo como "una gran oportunidad que no salió" y defender la buena disposición de Nelio Lucas, director general de Doyen, son las piedras angulares de su comparecencia. También despejar una duda: "Cómo José Fernández no iba a estar al tanto de una operación de este calibre".

"Tuvimos la fortuna, y lo digo con mayúsculas, de que Doyen y Nelio se cruzaran en nuestro camino. Porque gracias a ese encuentro, entraron 7 millones de euros en el Sporting en momentos muy delicados para el club, en que su supervivencia estaba comprometida, teníamos que atender pagos concursales y era imposible encontrar financiación", resume a modo de introducción del tema. La primera vez que Doyen se hizo visible para el sportinguismo fue como un anuncio en la parte posterior de los pantalones. Ese primer acuerdo dejó 150.000 euros en las arcas del club. El siguiente, fue el de la polémica.

"En 2011, cuando llegamos al primer acuerdo con Doyen, necesitábamos una cantidad importante de dinero porque teníamos que hacer frente al pago de la deuda privilegiada concursal con la Agencia Tributaria, con la que se había firmado un convenio singular para saldar la deuda en 10 años, con unas cantidades fijas en Primera y otras en Segunda. Pero se incorporaba una variable de los ingresos audiovisuales que tuviese la entidad. Al ascender a Primera División, el tercer año ese porcentaje supera toda la deuda que te quedaba por pagar. Nos toca abonar 4,5 millones de euros", repasa el exdirector general. La primera puerta a la que llama, como tantas veces, es la de José Fernández, que "en aquel momento no está en disposición de poner ese dinero. Lo ha puesto muchísimas veces, siempre tuvimos su paraguas económico con dinero o con avales, pero no es un pozo sin fondo".

El consejo de administración se ve incapaz de conseguir financiación, por supuesto en los bancos, pero tampoco en ningún mercado financiero. Hasta que los dirigentes ven una solución en Doyen: "El espíritu del contrato es que Doyen te da un dinero y el pacto es que vamos a intentar vender a una serie de jugadores para sanear el club acudiendo al mercado de la mano de un grupo como es Doyen, de la mano de Nelio que es un auténtico fenómeno, para vender una serie de jugadores con unas plusvalías extraordinarias, muy por encima del precio habitual. De lo que participábamos los dos era de las plusvalías. Si Doyen recibía diez millones, el Sporting hubiera ingresado unos veinte". Siempre según la explicación de García Amado, todo se fue al traste con el descenso y con la crisis que abarató los traspasos.

El exdirector general sostiene que, más allá de lo firmado, suscribió un pacto de caballeros con Nelio Lucas, quien se comprometió, ya tras el descenso, en transformar ese contrato en un préstamo. Algo que no se rubricó hasta la filtración del contrato. También se comprometió a conceder un préstamo de 2,5 millones al club en caso de descenso en 2013, cuando debía afrontar el pago de la deuda concursal ordinaria.

Al tiempo que dio los dos millones del polémico acuerdo, Nelio Lucas aceptó descontar la mitad del traspaso de José Ángel a la Roma, cuyo pago había sido aplazado. Tres operaciones financieras que permitieron al club atender un pago de deuda concursal privilegiada con Hacienda y otro de deuda concursal ordinaria.

Alfredo García Amado defiende la buena disposición mostrada en todo momento por el director general de Doyen, al que "incluso sus asesores le decían que no nos diera el último crédito por el elevado riesgo".

Como prueba de la "caballerosidad" de Nelio Lucas, García Amado argumenta que "Doyen en ningún momento reclamó ningún dinero de ese contrato, ni nunca hizo referencia a que le tuviéramos que pagar un euro". De hecho, el Sporting vendió a Barral y a Trejo en menos de lo marcado en su tasación y Doyen no recibió nada de estas operaciones.

Doyen, Nelio y José Fernández, no están solos en el capítulo de agradecimientos. Alfredo García Amado repasa los momentos críticos que le tocó afrontar en la historia reciente del club y cómo fue encontrando distintas colaboraciones para superarlos e ir tirando: la corporación socialista de Paz Fernández Felgueroso con la compra de Mareo y las marcas, Antonio Pinal, presidente de Gesai, y sus dos "aportaciones económicas importantísimas" y hasta el Zaragoza, que aceptó comprar a Villa: "Era el único valor que teníamos en la plantilla en aquel momento y hubo que venderle, en contra de lo que queríamos. David era un jugador que llevaba dos temporadas en Segunda División, fueron excepcionales, pero no lo quiso nadie. Picamos a Barcelona, a Villarreal, a Valladolid, a Valencia, que el director deportivo era Suso (García Pitarch), íntimo amigo de Eloy, pues en ese momento no lo veía y dos años después pagó 12 millones de euros al Zaragoza".

Pero los dos momentos más críticos se salvaron con los ascensos. "El club se reactiva y se recupera con el ascenso de Manolo Preciado, que no vino en paracaídas", apunta. También el curso pasado se logró "un ascenso extraordinario, gracias a una plantilla magnífica y a un entrenador magnífico, que estaban ya en el club porque no pudimos fichar". El exdirector general reparte salvavidas entre su círculo más próximo: "El Sporting asciende con Raúl Lozano como director deportivo, que ahora parece que es un apestado". Entra la herencia que deja a los actuales gestores, cuenta una plantilla que tiene un valor.

García Amado se debate entre su mala relación con Javier Fernández y sus buenos sentimientos hacia su padre. Curiosamente, fue el propio García Amado quien animó al hijo del máximo accionista y a Javier Martínez a entrar en el club, un paso lógico en el caso del primero.

Por último, el dirigente desvela detalles de su polémico blindaje que, efectivamente, podía llegar a haber alcanzado el millón de euros en función de algunas variables, pero nunca pensó en utilizar esa cláusula de protección. "Era un arma de negociación con el nuevo propietario si se vendía el club, pero nunca lo usaría mientras siguiera Fernández", explica. En realidad se lo firmaron "Manuel Vega-Arango y Veiga" cuando parecía que Dimitri Piterman podía entrar en el accionariado. "Es un despido improcedente y recibo lo que me corresponde por ley".