La gran noticia es que el Sporting está muy vivo. No lo pareció durante 55 minutos. Hasta que Abelardo tomó una decisión trascendental. Retiró a Mascarell para dar entrada a Carlos Castro y devolvió a Nacho Cases al centro del campo. El cerebro necesita ver el fútbol de cara y, a partir de ahí, todo tuvo sentido. A partir de ahí, el Sporting recuperó el fútbol que le lleva faltando desde hace meses y los rojiblancos parecieron un vendaval que asoló al Atlético de Madrid (Ojo, no a cualquier equipo), sin encontrar oposición. En los 35 minutos que Nacho Cases jugó como centrocampista, el Sporting produjo más que en semanas de hastío. Dos goles, dos postes, y una sensación continua de presión, de reventar el muro defensivo del Atlético de Madrid.

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El Sporting es, junto con el Barcelona, que lo hizo en dos ocasiones, el único equipo que le ha marcado dos goles al Atlético. Una gesta así, debería valer por una permanencia. Y quizá lo valga. El Sporting ganó ayer mucho más que tres puntos. Ganó alegría, ganó impulso, ganó licencia para soñar y, por encima de todo, se ganó el respeto de aquellos que le daban ya por desahuciado. Si consigue doblegar al Levante en el Ciudad de Valencia el próximo lunes, el equipo entrará ya en la zona de reanimación.

A El Molinón llegó ayer un equipo cabizbajo, superado por los acontecimientos, que parecían abocados a la tragedia después del golazo de Griezmann. Fue el único remate en condiciones del Atlético, un toque exquisito del francés directo a la escuadra. De nuevo, el Sporting pagaba cara una falta evitable. Durante casi una hora, el Sporting no dio ningún síntoma que hiciera vislumbrar la remontada.

Fue al final, cuando Nacho Cases se puso a los mandos, cuando el equipo rojiblanco desarboló al Atlético de Madrid. El conjunto del Cholo tiene fama de ser uno de los que mejor terminan los partidos. Las estadísticas dicen que es el conjunto de la Liga que más goles marca en el tramo final (como prueba irrefutable, se adjunta el vídeo del partido de ida en el Calderón). El Sporting le echó fútbol y le imprimió un ritmo alocado al partido, que hizo que al Atlético se le viniera encima la eliminatoria ante el PSV. Es cierto que Simeone rotó a medio equipo, pero los que sostenían al Atleti eran los jugadores de más jerarquía, los que acabaron con la lengua fuera.

La otra gran noticia de la tarde (16 horas del día del padre, La Liga mira por la familia) fue la recuperación de Tonny Sanabria. Como siempre que sale de una lesión, el Sporting tiene que pagar unos partidos de peaje para que el paraguayo coja la forma. Ayer se le vio chisposo desde el principio, ganando disputas, aguantando el balón, apareciendo siempre. Pero su final de partido le señala con un futbolista de muchos kilates. Sanabria fue el mejor jugador del encuentro, estuvo muy por encima de la zaga colchonera. Marcó un gol, estrelló un balón en el palo y le regaló a Castro el que pudo ser el gol de la victoria.

El resto del reparto estelar lo forman los habituales: Sergio y Jorge Meré. Dos futbolistas sobre los que cimentar un equipo. Incluso un proyecto. Que los dictados del mercado no lo impidan.

El Sporting no sale del descenso en esta jornada, pero se ha acercado de forma evidente a la permanencia. El partido de ayer le ha devuelto la vida. Si eres capaz de remontarle al Atlético, puedes lograr cualquier cosa.

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