Al igual que les sucede a los GPS cuando uno se pasa el cruce adecuado, el Sporting tiene que recalcular la ruta. El destino sigue siendo el mismo, pero la senda inicial contaba con los tres puntos de ayer en Las Palmas. No se sabrá hasta hoy, en función de lo que hagan Rayo Vallecano y Granada, si el empate de los rojiblancos es bueno o no. De entrada parece poco botín para las aspiraciones rojiblancas. El listón sigue fijo en los 38 puntos, para los que el Sporting necesita sumar otros nueve en los cinco partidos que restan por disputar. No será fácil, pero estos guajes ya han demostrado que son capaces de todo. Si usted es de los que dudan, repase los últimos nueve partidos de la temporada anterior.

La primera consecuencia de la media jornada que ya se ha disputado, es que el descenso se ha puesto más caro. El Levante, que parecía descartado, se ha unido a la pelea, mientras que el Getafe sigue emitiendo señales alarmantes y ya ha caído a puestos de descenso. Granada y Rayo Vallecano completarán hoy la jornada ante dos rivales a priori complicados como son el Atlético de Madrid y el Villarreal. El sportinguismo ya le reza a todos los santos para conseguir el milagro de la salvación.

La próxima para los rojiblancos es el Sevilla, que llega a El Molinón el próximo miércoles con la Liga fuera de sus prioridades. Los Unai Émery ya se han asegurado su presencia en Europa la próxima temporada y ahora centran sus esfuerzos en levantar alguna de las dos copas a las que optan. El Sporting ya no puede dejar pasar más trenes. Es cierto que lo importante es que los rojiblancos sumen y olvidarse de lo que hagan los demás, pero el equipo avanza con pasos cortos y sus rivales, más pronto que tarde, despertarán, como lo ha hecho ya el Levante.

La exigencia de la Primera División ha provocado que el equipo pierda algunas de las que fueron sus señas de identidad. Por ejemplo, la gran regularidad de la temporada anterior. En un mismo partido, como sucedió ayer, el Sporting puede sumirse en una profunda depresión (primer tiempo) o lanzar un mensaje de optimismo, un grito de esperanza al que se aferra el Sportinguismo (segunda mitad).

Lo que está más que claro es que hacen falta victorias para conseguir el objetivo. Con la excepción del choque ante el Atlético de Madrid, en el que se vivió una catarsis sportinguista en El Molinón, al equipo le está costando sumar victorias. Incluso ante rivales a bajas revoluciones, como lo fue ayer Las Palmas en muchas fases del encuentro.

El Sporting pudo ganar, pero no lo hizo, y se queda sumido en el lodo. La esperanza pasa ahora por el encuentro ante el Sevilla, para que el Abelardo recupera a Nacho Cases y pierde a Mascarell, en un cambio que parece cantado.

El Sporting al que hay que aferrarse es el del segundo tiempo, un equipo incisivo, que buscó la portería rival desde las bandas y que fue capaz de crear algunas ocasiones claras. Es vital que los mejores futbolistas recuperen su estado de gracia. La recompensa está al alcance.