El penúltimo trago le sienta muy bien al Sporting. Acostumbrados a vivir en el alambre en las dos últimas décadas, con ascensos y permanencia dramáticas en el último suspiro, el conjunto rojiblanco ha sabido allanar en dos ocasiones el camino a su objetivo a falta de una jornada para la conclusión. Una situación que pretenden trasladar a mañana, con un triunfo en Getafe que les permita depender de sí mismos para la última jornada de Liga en la que recibirán al Villarreal en El Molinón.

Jugárselo todo en el último instante no es nuevo para el Sporting. Hace un año el ascenso a Primera llegó en el tiempo de descuento gracias a un gol del Lugo en el campo del Girona. Una situación que a muchos les recordó lo vivido en 2008, en la penúltima jornada, cuando un tanto del Alavés a la Real Sociedad neutralizaba la derrota del Sporting en Castellón y le hacía depender de sí mismo para la última jornada ante el Eibar en casa.

En aquella ocasión el Sporting se plantó en Castalia segundo, con 69 puntos, uno más que el Málaga y dos más que la Real Sociedad. Un gol de Nakor, mediada la segunda parte para el conjunto castellonense, junto con las noticias de que el Málaga empataba sin goles en su visita al Granada 74 (y superaba al Sporting por golaverage) y la victoria de la Real Sociedad en Vitoria ante el Alavés por 1-2, apartaban a los rojiblancos de los puestos de ascenso. Pero dos tantos del Alavés en el descuento transformaban la pena en alegría y hacían depender al Sporting de sí mismo para la última jornada, en la que incluso un empate les daba el ascenso. El Sporting cumplió, ganó 2-0 al Eibar y regresó diez años después a Primera.

Al año siguiente, el conjunto que entrenaba Manolo Preciado, volvió a dejar los deberes para el final. Necesitaba ganar las tres últimas jornadas para salvarse. Y lo consiguió. En El Molinón cayeron el Málaga y el Recreativo de Huelva, y entre medias, el Sporting logró una victoria clave por 1-2 en Valladolid en un final de infarto. Aquel partido guarda muchas similitudes con el que vivirá mañana el Sporting en Getafe. El Valladolid aún no había asegurado la permanencia y, para evitar que la afición rojiblanca superase a la blanquivioleta, el presidente del Valladolid, Carlos Suárez, decidió establecer un precio de 75 euros para las entradas de la afición sportinguista. Pero ese dique no frenó a una Mareona de 4.000 aficionados, que hizo parada y gasto en León, y que regresó a Asturias con los tres puntos.

El Sporting se adelantó con un golazo desde fuera del área de Diego Camacho en la primera mitad. Al inicio del segundo tiempo empató Jonathan Sesma para el Valladolid y faltando doce minutos Bilic remataba un centro de Maldonado para adelantar a un Sporting que, con una mano milagrosa de Cuéllar a Canobbio, acabó llevándose los tres triunfos y ganando al Recreativo la semana siguiente en casa para seguir en Primera. Como intentarán hacer ahora, bebiéndose la penúltima para saborear el último trago ante el Villarreal la semana que viene en El Molinón.