No hubo incidencias reseñables en un partido a vida o a muerte para los dos equipos, salvo un pequeño problema con una aficionada y la entrada para su bebé, que se acabó resolviendo. La nota curiosa la puso el preparador de porteros, Isidro Fernández, que tuvo que vivir el partido desde la grada, al no permitirle el cuarto árbitro estar en el banquillo. Pero no por ello lo dejó de vivir con intensidad, como el exrojiblanco Juan Ramón Muñiz, actual técnico del Alcorcón, que recordó desde la grada la trascendencia del partido de ayer como el que tuvo que vivir en su época de jugador en la promoción ante el Lleida en 1995.

Y los últimos minutos fue un continuo sufrimiento para los más de 5.000 fieles asturianos. La radio iba anunciando resultados positivos para el Sporting. Atronaba en el Coliseum el "Vamos que hoy hay que ganar" y la Mareona no le falló la voz, cantó con el corazón, pero una falta lateral supuso el gol del Getafe y aguó la fiesta. Y las cuentas que se habían echado dejaron de ser válidas y la Mareona comenzó a pensar en un nuevo milagro en la última jornada, como ya sucedió el año pasado cuando se necesita un gol del Lugo en Girona. Y llegó.