Con el pitido final en el Coliseum Alfonso Pérez, un enorme mazazo golpeó de lleno a la afición del Sporting: un empate que hacía que los de Abelardo no dependiesen de sí mismos en la última jornada. Se escapaba un partido que había estado al alcance, pero que viró hacia el lado del Getafe tras la expulsión de Nacho Cases. Un empate con sabor agridulce, pero que con el paso del tiempo se convirtió en un vaso más lleno que vacío para la afición rojiblanca. El viaje de regreso fue menos duro de lo que se preveía, y a medida que iban pasando los minutos y los kilómetros hacia Gijón la afición se encomendó a la fe en el triunfo del Betis ante el Getafe el próximo domingo para certificar la permanencia en Primera. "No hay mejor equipo para confiar que el Betis, que son nuestros hermanos", comentaban a la vuelta.

El mismo sentimiento se instaló en los coches particulares, en las distintas peñas desplazadas en autobús hasta la localidad madrileña y hasta en el popular hostelero valdesano Nicolás Parrondo afincado en Madrid, que fiel a su bufanda del Sporting y montera picona típica asturiana mostró su optimismo tras el partido de cara a una ayuda del Betis.