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El observatorio

El Sporting se ayudó a sí mismo

Para alcanzar un final feliz los rojiblancos pusieron de su parte lo necesario, a la espera de la colaboración que les llegó del Betis en el Benito Villamarín

El Sporting se ayudó a sí mismo

El Sporting alcanzó el final feliz al que aspiraban también Getafe y Rayo Vallecano en una lucha en la que sólo uno podía salvarse. La última jornada de la Liga de Primera División había dejado a los tres colgados del abismo y a pocos metros de la cima. Todos necesitaban de sus propias fuerzas, pero también de que los que ya habían coronado la pared les ayudaran de alguna manera, ya fuera por acción o por omisión. A la hora de la verdad el Sporting encontró en el Betis una cooperación que le resultaba imprescindible, pues su salvación pasaba, en un altísimo porcentaje de posibilidades, por que el Getafe no ganara en el Benito Villamarín. Difícilmente habrá polémica sobre el partido de Sevilla. Pero no hace falta mucha perspicacia para pensar que puede haberla sobre el de El Molinón, en el sentido de si el Villarreal estuvo, como adversario, a la altura exigible. Habrá opiniones para todos los gustos. Pero nadie podrá negarle al Sporting que puso de su parte todo lo exigible, en coherencia con su comportamiento de una temporada en la que pocos equipos se habrán hecho como él acreedores a un final feliz, que se desbordó en una fiesta como no se recuerda en El Molinón.

EL SON DEL VILLARREAL

El Villarreal llegaba a El Molinón después de haber consolidado un cuarto puesto que le da derecho a participar el año próximo en la Champions League. Ya estaba en esas condiciones en la jornada pasada, cuando se enfrentó en su propio campo a un Deportivo de La Coruña que, tras una segunda vuelta desastrosa, estaba al borde del despeñadero. Nadie dijo nada entonces. Pero días después las suspicacias se desbordaron cuando Marcelino, respondiendo a preguntas de los periodistas, tuvo la sinceridad de comentar que deseaba que el Sporting no descendiera. Desde entonces todo lo que hiciera sería contemplado por algunos a través del filtro de la sospecha. Así la alineación que sacó su equipo en El Molinón despertó suspicacias. Y es cierto que había en ella bastantes suplentes. Pero no es menos cierto que esa alineación de salida se parecía mucho a la que se enfrentó inicialmente al Deportivo. Más allá de los prejuicios habría que juzgar lo que hizo el Villarreal que salió al campo. Y puede resumirse diciendo que salió en son de paz, lo que no quiere decir que entregase el partido, sino que no lo disputó a cara de perro. Pero tampoco el Sporting, pues fue un partido muy limpio, con sólo catorce faltas entre los dos equipos, menos de lo que suelen hacerse en un tiempo de un partido cualquiera. El Villarreal no se comportó como si le fuera la vida en el partido porque, efectivamente, no le iba. Y si eso es habitual en los finales de temporada entre los equipos que ya han alcanzado sus objetivos, más lo sería en el caso del Villarreal, que los había desbordado.

OTRO POSTE SALVADOR

El equipo de Marcelino jugó bien, pero sin intensidad. Controló buena parte del encuentro, moviendo con acierto el balón bajo la batuta de Trigueros. Pero le faltó ambición. Y cuando la tuvo, no encontró la colaboración de la suerte, que, como en el anterior partido en El Molinón, le echó una mano al Sporting colocándose en el poste izquierdo de la portería del Piles. Más o menos en el mismo sitio donde rebotó el tiro del eibarrés Enrich, fue a estrellarse el disparo de Baptistão cuando se escapó después de un fallo de Meré, el único que tendría en el partido y de los pocos de una temporada en la que ha sido la mejor sorpresa de su equipo. Como contra el Eibar, el Sporting iba ganando por un gol y el empate le hubiera complicado el partido, aunque en este caso quedaba mucho por delante. Pero sin duda el Sporting hubiera tenido que jugar de otra manera.

A FAVOR DE VIENTO

Era claro que al Sporting le convenía marcar pronto, siquiera fuese para meter presión a sus rivales directos. Y tuvo esa fortuna, que mejor podría llamarse ese acierto, porque el gol que consiguió Jony en el minuto 7 de partido fue excelente, al alcanzar desde la posición de delantero centro al conectar sobre la marcha con un magnífico zurdazo un centro de Carmona. A favor de ese gol el Sporting optó por un juego prudente, con el que, más que agitar el partido, lo entretuvo. Y le fue bien, porque el Villarreal se contagió de ese ritmo. El partido sólo se desesperezó en el segundo tiempo, cuando comenzaron a llegar noticias favorables de Sevilla, acogidas con un enorme alborozo. Un nuevo gol del Sporting fue un colofón insuperable.

EL GOLAZO DE SERGIO

Que el segundo gol rojiblanco fuera de ese tipo con el que sueña cualquier futbolista resultó de lo más adecuado, por no decir de lo más justo, ya que lo marcó Sergio, que en las dos últimas temporadas se ha consolidado como el líder del equipo sobre el terreno. Ayer había hecho una vez más un partido excelente de entrega y también de criterio cuando en el minuto 78 subió a acompañar un ataque sportinguista, llevado, como tantos otros, en solitario por un Sanabria que hizo un impresionante trabajo de desgaste. El paraguayo se llevó el balón contra tres contrarios, se hizo un espacio entre ellos, levantó la cabeza y eligió la mejor opción, un pase retrasado hacia Sergio, que llegaba de cara a la puerta. Y Sergio no dudó. Desde el borde del área metió el pie con toda el alma. Le salió un cañonazo perfecto, hasta en el detalle de que, para mayor belleza, el balón tocó en el larguero para botar luego dentro de la portería y subir hasta la red.

JONY, ENTRE OVACIONES

Que tras el gol de Sergio, que cerraba el partido para el Sporting, Abelardo decidiera cambiar a Jony, se pudo interpretar como un gesto del entrenador hacia el jugador para que recibiera del público un reconocimiento que sin duda merecía, pues Jony había hecho un encuentro magnífico, en el que su gol, excelente, fue sólo uno de sus muchos aciertos, en los que, como es habitual en él, la calidad fue de la mano de la decisión para asumir riesgos. Si la despedida tenía un alcance más amplio que el del partido, como da por supuesto todo el mundo, no será una buena noticia para el Sporting.

LORA, POR EJEMPLO

Si todo el Sporting estuvo a la altura exigible, bien puede decirse que fue del capitán para abajo, pues Lora dio un ejemplo realmente admirable. Si su final de temporada ha sido muy bueno, ayer tocó techo con un partido impecable, en el que la decisión estuvo pareja al acierto técnico y una y otro, orientados por un impecable criterio.

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