"Estoy para ir para la cama directamente, pero repetiré el próximo año si hace falta". Así de rotundo se mostró un exhausto Chus Canga después de recorrer un kilómetro de rodillas por Noreña con motivo de una promesa. El reto no era otro que ir desde la plaza La Cruz hasta la ermita del Ecce Homo y la motivación estaba clara: que el Sporting se mantenga en Primera División.

Fue hace dos meses cuando este hostelero se decidió a asumir un compromiso del que no se arrepiente. "No era para nada pesimista, pero me atreví y ahora toca cumplir", declaraba minutos antes de iniciar la salida en la que permaneció un tiempo concentrado y con las manos en la cara, pensando en la que le esperaba.

La iniciativa se convirtió en todo un evento para la Villa Condal. En la plaza se concentraron cerca de un centenar de vecinos de los que, aproximadamente la mitad, acompañó a Canga durante todo un trayecto en el que las palabras de ánimo estuvieron presentes en todo momento. "Si quieres apoyarte hazlo, que te vendrá bien", comentaba una mujer mayor que le siguió durante gran parte del itinerario.

Quien estuvo al pie del cañón en todo momento fue el presidente de la peña sportinguista "El Brujo", Joaquín Fernández, también conocido como "Quini", que acudió con una camilla por lo que pudiera pasar. "Que quede claro que aunque traiga la camilla estoy convencido de que lo conseguirá", destacó un Quini que al igual que el protagonista de la hazaña portaba una camiseta rojiblanca firmada por el propio Enrique Castro, Quini.

El kilómetro dio para mucho. La comitiva con el hombre arrodillado como epicentro contó con un amplio despliegue. Dos coches todoterreno hicieron las funciones de vehículos de apoyo, al mismo tiempo que animaron el desfile con sus equipos musicales. De sus altavoces salieron desde el himno del Sporting que el protagonista se animó a entonar en pleno calvario, así como el "Gijón del Alma" y otras canciones menos habituales, pero igual de bienvenidas como fueron algunas sevillanas dedicadas al Betis, la otra pata que hizo posible el milagro de la permanencia.

No obstante, el éxtasis no llegó hasta encarar la recta que lleva a la ermita noreñense. Allí los amigos de Chus Canga echaron el resto en cuanto a ánimos se refiere. "Venga, que tú puedes", "ya no queda nada" o "sólo queda el último tirón" son algunas de las consignas que al mismo tiempo fueron acompañadas de apoyo material tanto en forma de bebida energética, la retirada de las gafas empañadas por el sudor o algún que otro cigarrillo. "Sólo me faltaba que no pudiera fumar", indicó este forofo sportinguista, socio en varias etapas desde pequeño, pero que nunca había sudado tanto la camiseta por su equipo como hasta ayer.

Un gran esfuerzo que se vio recompensado tras 50 minutos con un estallido de júbilo lleno de celebraciones y felicitaciones. "¡Tú sí que eres de Primera!", le espetó una mujer que no dudó en abrazarle a su agónica llegada en la que sacó fuerzas de la flaqueza para entrar a saludar al Ecce Homo -sólo él pudo entrar a la ermita- y luego por el broche escanciando sidra para los asistentes y meterse entre pecho y espalda el culín más deseado de su vida.