"Vine a saludar nada más, y a dar la enhorabuena por mantenerse en Primera". José Fernández reapareció ayer en Mareo tras meses sin ni siquiera asomarse al día a día del Sporting. El máximo accionista del club, cuya última visita a las instalaciones rojiblancas se remontaba al pasado diciembre, acabó pronunciándose sobre el hecho de que la familia Fernández llegara a valorar un cambio en la propiedad de la entidad. Algo que, hace dos años, estuvo cerca de concretarse tras el preacuerdo alcanzado por su hijo, Javier, con un fondo inglés de capital riesgo. "Nunca he planteado una venta. Ya he dicho que, si hay alguien de Gijón que lo quiera comprar, que sí, pero de fuera, nunca lo planteé", afirmó José Fernández, que quiso mantenerse al margen de cualquier operación de este tipo. "Tampoco soy yo quien tiene que decidir", añadió, dejando esa responsabilidad en manos de su hijo, Javier.

El traspaso de poderes en el Sporting se escenificó en 2012. Javier Fernández entró en el consejo de administración rojiblanco asumiendo la responsabilidad de suceder a su padre como cabeza visible en la toma de decisiones. Desde entonces, José Fernández optó por quedarse totalmente al margen, aunque su figura siempre genera interés por todo lo que implica su relación con el club. La visita del gijonés a Mareo se convirtió en una oportunidad para plantearle el giro que ha tomado el Sporting en las últimas dos campañas. En diciembre de 2014, el club parecía encaminado a un cambio de manos tras una negociación abierta con un grupo de capital riesgo inglés. Una opción que terminó sin concretarse y aumentó las dudas del sector más crítico con el máximo accionista, que puso en duda el verdadero interés de la familia Fernández en desprenderse de la entidad. Después llegó el doble milagro, el del ascenso y el de la permanencia en Primera.

"Estoy fuera ya. Ni sé nada ni cuentan conmigo para nada. Y hacen bien, ¡eh!", explicó José Fernández a su salida de las oficinas del club, restando importancia a su presencia en Mareo, donde llegó a coincidir con Antonio Veiga, presidente del Sporting; Javier Fernández, vicepresidente y Javier Martínez, consejero, que en esos momentos estaban reunidos. "Ya no soy nadie aquí. Las acciones son de mi hijo y de mi familia. Yo ya lo he dejado todo", insistió.

El hecho de que el papel de Javier Fernández dentro del club haya ido en crecimiento también implica que, antes o después, terminará convirtiéndose en presidente, de la misma manera que lo fue su padre. José Fernández también evita pronunciarse al respecto. "El tiene cincuenta años y sabe lo que tiene que hacer. ¿Consejos? Aconsejo a mis nietos, a mis hijos ya no", concluyó.