El máximo goleador de la historia de la selección española salió de El Molinón. David Villa (Tuilla, 3-12-1981) simboliza cómo el poder de superación es capaz de cumplir con cualquier desafío posible. En su caso, sólo le faltó tiempo para alcanzar algunos de los que perseguía en el Sporting. El Guaje se mantiene todavía como el último gran goleador que ha dado la cantera rojiblanca gracias a las dos campañas en las que la rompió en ataque. Villa firmó 18 goles en su primera temporada en el primer equipo, 20 en el caso de la segunda y última campaña en la que, hasta el momento, vistió de rojiblanco. En la encuesta realizada por LA NUEVA ESPAÑA para elegir el mejor once de la historia del club, su nombre es una constante a la hora de plantear la delantera, conjuntamente con otro de los símbolos del sportinguismo, Enrique Castro, Quini.

David Villa debutó en el Sporting en el último partido de Liga de la temporada 200-01, ante el Córdoba, en El Molinón. El equipo pasaba entonces, sin pena ni gloria, por la Segunda División, y la irrupción de Villa añadió salsa a un club ahogado por las deudas. Pepe Acebal quiso dar la alternativa a aquel chaval en la 2001-02. No le había perdido la pista desde su llegada al juvenil procedente del Unión Popular de Langreo, y a quien ya había visto golear en el filial. El Guaje no defraudó y respondió con lo que mejor sabe hacer, goles, al que sigue considerando como uno de los entrenadores que marcó su carrera profesional.

Villa se erigió durante aquella campaña en la estrella emergente que permitiría olvidar la controvertida marcha de Lediakhov, un ídolo del sportinguismo cuyas diferencias con el club y el cuerpo técnico terminaron por eclipsar una salida que no estuvo a la altura de su talento. El hueco dejado por el ruso fue aprovechado por Lozano, que pronto evidenció sus buenas migas con Villa para encarar el marco contrario. El equipo terminó séptimo, y se encomendó al olfato de Villa para poder aspirar, el año siguiente, a regresar a Primera División.

Mejoró sus números y confirmó las buenas sensaciones un David Villa que mostró en su segunda campaña en el primer equipo. Una dinámica que se convertiría en tónica habitual a lo largo de su carrera: cada temporada iba a más. El Guaje tiró de un Sporting que volvería a quedarse lejos de la meta del ascenso. Fue un año con relevo en el banquillo incluido. Pepe Acebal dejó su puesto a Antonio Maceda tras los primeros cinco partidos del campeonato. El histórico defensa del conjunto gijonés dejaría para el recuerdo una frase: "Esto es lo que hay", haciendo referencia a los humildes mimbres con los que contaba para una gesta tan exigente como la de regresar a la máxima categoría. La frustrante campaña del equipo también motivó que el club, con serio riesgo de descenso administrativo por las deudas económicas, tuviera que desprenderse de su futbolista más preciado.

Villa se marchó traspasado al Zaragoza en el verano de 2003, a cambio de 2,7 millones de euros. Allí llegaron los primeros títulos de un palmarés envidiable que engordó en el Valencia, el Barcelona, el Atlético de Madrid, la selección española y que todavía desea agrandar en su actual equipo, el New York City. Mientras, el último gran goleador de Mareo espera heredero.

En www.lne.es se encuentra abierta una encuesta para que los lectores puedan votar cada día un puesto diferente en el once ideal del Sporting