De cabeza, con la izquierda, con la derecha, con la espalda, desde dentro del área, desde fuera... de todas las maneras posibles golpeaba al balón Quini, pero siempre con el mismo resultado final: el gol. Enrique Castro, Quini, nacido en 1949 y más conocido como "El Brujo", es el octavo máximo goleador de la historia de Primera solo superado por Messi, Cristiano Ronaldo, Zarra, Hugo Sánchez, Raúl, Di Stéfano y César. Un goleador nato que en sus 15 temporadas en el Sporting (de 1968 a 1980, y de 1984 a 1987) marcó 227 goles en 441 partidos entre Liga y Copa de la UEFA.

Quini fue elegido el delantero centro del once ideal entre aficionados, técnicos, exjugadores, directivos y personas vinculadas al Sporting en la encuesta de LA NUEVA ESPAÑA. Recibió 97 votos. Apenas tres personas no le incluyeron en su once ideal. En ese once ideal histórico, dirigido por Vicente Miera, jugaría junto a Ablanedo, Redondo, Maceda, Abelardo, Cundi, Joaquín, Luis Enrique, Mesa, Villa y Ferrero.

El Brujo, que durante años ocupó el cargo de delegado del primer equipo del conjunto rojiblanco, ahora es representante institucional del club. Es su cara visible, como ya lo fue en el campo. Quini, sin contar con una gran perfección técnica, hizo virtud su inteligencia futbolística para ser un gran goleador en el terreno de juego. Consiguió siete pichichis, cinco de ellos en Primera y dos en Segunda. Con el Sporting fue cinco veces máximo goleador, ya que las otras dos ocasiones fueron con el Barcelona.

Quini compartió una delantero mágica con Ferrero en sus años en el Sporting, y también con otros grandes jugadores de la talla de Megido, Morán o Churruca. Al Sporting llegó procedente del Ensidesa, después de un partido contra el filial del conjunto rojiblanco, en el que marcó cuatro goles y despertó el interés de un Sporting que busca en aquel momento un delantero.

Su debut con la camiseta rojiblanca tuvo lugar en el Benito Villamarín de Sevilla en 1968, en un partido en que los gijoneses alinearon a Castro, Echevarría, Florín, Uribe, Valdés, Herrero I, Lavandera, Quini, Montes, Eraña y Churruca.

El Brujo también es un ejemplo fuera del campo. Una persona que da y recibe cariño allá por donde va, y que se ha sobrepuesto a los momentos complicados que le ha planteado la vida. Uno de ellos fue el de cuando estaba en el Barcelona y fue secuestrado hace 35 años durante 25 días. Y aún así, acabó perdonando a sus secuestradores. El otro momento duro para el Brujo fue la puerta de su hermano Jesús Castro, en la playa de Pechón en Cantabria, cuando se disponía a rescatar a dos niños ingleses que se estaban ahogando. Además Quini ha tenido que luchar en la batalla contra un cáncer de garganta.

Quini es historia viva del sportinguismo. Un delantero de leyenda, un goleador total, y una referencia para muchas generaciones, que aún siguen recordando la época dorada del Sporting de los setenta y ochenta, pero por encima de todo siempre con el liderazgo de los goles de Quini. Un delantero que no tuvo suerte en la Selección, en una época en la que España no cuajaba una gran imagen en los torneos importantes, pero que sí dejó huella en la Liga. Con goles como el famoso de volea que le endosó al Rayo en la temporada 1979-80, y que luego copió Van Basten. El Brujo, en definitiva, es el mejor delantero centro de la historia del Sporting y posiblemente también del país.