Se acabó mi etapa como Director de Comunicación del Real Sporting y quiero dejar muy claro que no me voy por voluntad propia, sino por "falta de sintonía y confianza", según palabras textuales de la propiedad. Sin más razones conocidas.

Hace meses comprobé que no tenía sentido mi continuidad en el Sporting con la gestión prevista para el Departamento de Comunicación. Tras el último ascenso y superados momentos muy complicados de crecimiento negativo en la entidad, presenté un informe claro y conciso, cotejado con todos los clubes de LaLiga -con el objetivo de potenciar la comunicación audiovisual, soportes digitales y redes sociales-, que ni el máximo accionista ni el resto del Consejo, por acción u omisión, apoyaron.

Termino esta etapa en el Sporting tan dolido como liberado, la conciencia tranquila, y lamentablemente con un proyecto por hacer en Primera División.

Sin duda, me marcho con la satisfacción de haber hecho todo lo posible para mejorar la comunicación interna y externa del Sporting, muchos meses siete días a la semana, con la supervivencia de la entidad en el alero, y soportando en silencio críticas por asuntos que en absoluto dependían de mi parcela. Sin ir más lejos, no despedir como merecían a los verdaderos protagonistas de un ascenso heroico y una permanencia épica.

Solo lamento el sufrimiento causado a mi familia y amigos con tanto desgaste pero en el Sporting el corazón puede con la cabeza.

Ahora, con el horizonte económico despejado por el maná de la televisión, quizá ya no hacen falta los escudos. Será más fácil dar la cara por el Sporting en los actos públicos y gestionar las relaciones sociales.

Estos días he recibido muchísimos mensajes de cariño de la práctica totalidad de los estamentos rojiblancos, además del reconocimiento de los profesionales (jugadores, técnicos, auxiliares, fútbol-base, Campus de Mareo, veteranos, empleados, medios de comunicación, El Molinón Tour, patrocinadores...). Gracias a todos.

Gratitud especial para las peñas sportinguistas por su apoyo y comprensión en el propósito cumplido de encauzar una parcela vital que me encontré con un desbarajuste absoluto.

Mi afecto también para los centros educativos y las distintas asociaciones solidarias con las que tuve el orgullo de colaborar con el propósito de potenciar un Sporting más cercano a la afición.

En definitiva, tras 25 años como profesional en la comunicación, he conocido el fútbol por dentro, algo al alcance de muy pocos colegas, cumpliendo durante cuatro años y medio el sueño de trabajar en el Sporting, el club de mi vida, con la máxima dedicación, honradez y seguramente errores.

Por tanto, doy por buena esta travesía en mi Sporting del alma con un convencimiento absoluto: lo mejor del fútbol son los futbolistas.

Ha sido una gran experiencia personal y profesional que seguro abrirá otras puertas. Sigo el camino con la ilusión reforzada y más ganas que nunca.

¡Hasta pronto! ¡Puxa Sporting!

Manfredo Álvarez Menéndez

Abonado 897 y accionista del Real Sporting