Rober Canella atraviesa uno de los momentos más difíciles de su carrera. El club le busca una salida para ahorrarse una ficha que ha pasado a ser un problema, el entrenador lo ha dejado fuera de las dos últimas convocatorias (incluida la de esta noche para el Villa de Gijón), pero el futbolista tiene contrato hasta junio de 2019. Un acuerdo largo (amplió el año pasado a cambio de reducir su ficha anual) que no igualan otros equipos. La situación no es nueva. El Sporting le ha buscado una salida a Canella en los últimos veranos. Hace dos años, con los rojiblancos en Segunda, fue cedido al Deportivo de La Coruña, que militaba en la máxima categoría. No le fueron bien las cosas en Riazor, pero aún peor desde su vuelta.

El club asume que hay un problema de difícil solución. Canella es un jugador querido por sus compañeros, fue capitán y siempre ha mantenido un comportamiento ejemplar. Internacional en las categorías inferiores, asomó al primer equipo con marchamo de futura estrella. El Sporting tuvo incluso la oportunidad de firmar un buen traspaso al Villarreal, que no se completó por la indecisión de los gestores. Por entonces, Canella gozaba de gran predicamento entre la grada. Fue en esa época cuando firmó el contrato actual. Antes de que su rendimiento comenzase a decaer, seguramente al mismo ritmo que minaba su confianza.

El consejo asume que, si Canella se va, acabará siendo una marcha incentivada, aunque necesita su salida para encajar un delantero en el tope salarial marcado por la Liga. A día de hoy, sólo queda una margen para el centrocampista defensivo.

Canella está en la misma situación que Vranjes, aunque para el bosnio Gijón sólo una estación de paso. Para Canella. Para Rober el Sporting es su vida y quizá por eso le cuesta tanto irse.