El Sporting B se dio un festín a costa de un Ceares blando en defensa y limitado en el centro del campo. Los de La Cruz no acertaron a endulzar el marcador ni siquiera desde el punto de penalti, cuando, con tres a cero en contra, Barbeira Juste improvisó una pena máxima dudosa para darle picante al partido. Antes había dejado sin señalar un claro contacto de la bota de Ramón con la cara de Marcos dentro del área local. El delantero cearista, que fue sustituido un minuto después por las secuelas del golpe en la cabeza, mandó el penalti al poste.

La primera conclusión es que el choque de ayer no sirve para medir el baremo real de los contendientes. Está claro que son dos ligas diferentes, pero ni el filial se va a pasear, ni el Ceares vivirá un calvario continuo.

El filial encarriló el partido a las primeras de cambio, con dos goles en diez minutos. Le bastó un poco de orden y la pericia para aprovechar las concesiones de la zaga visitante. Isma Cerro cazó un balón suelto que no achicó Chery para adelantar al Sporting B y poco después metió un centro al área que Jaime Santos remató por partida doble, primero al poste y luego a la red con la cabeza, ante la complacencia local.

Con el partido encarrilado, los goles fueron cayendo por pura inercia. Un cabezazo de Jaime a la salida de un córner y otro del poderoso Claudio para cerrar una jugada bien trenzada, desde las manos del portero Dani Martín a la cabeza del ariete, con varias paradas en los pies de Pedro Díaz fue uno de los goles de la jornada.

Con 4-0 al descanso, el partido entró en otra fase. El filial acomodó su juego y el Ceares buscó la honra en las botas del exrojiblanco Javi, que no estuvo fino ante Dani Martín. Claudio mostró su filo aprovechando la ausencia por lesión de Pablo Fernández y logró un según gol al cazar un balón suelto. José Alberto buscó en el banquillo un poco de salsa y la encontró en Cayarga y Nacho Méndez, que firmaron un golazo cada uno. En especial el gemelo del Sporting que cerró el partido con una preciosa vaselina sobre Davo.

La mejor noticia del choque para el Ceares fue el pitido final, que puso fin a su calvario. El filial sale reforzado del derbi gijonés y aumenta el tamaño de la letra de su cartel de favorito.