Jorge Meré decidió iniciar el día de descanso que Abelardo concedió a la plantilla en el mismo escenario que concentra el trabajo de los rojiblancos. El central del conjunto gijonés estuvo ayer en Mareo para asistir al encuentro entre el Sporting B y el Lenense. Un partido que se saldó con una nueva victoria de los de José Alberto y que sirvió a Meré para liberar la tensión de lo vivido ante el Atlético de Madrid. El enfado del ovetense fue notable el pasado sábado, no sólo sobre el césped del Vicente Calderón, también al finalizar el choque, después de pasar por zona mixta. Una imagen que resumió la rabia de algunos de los miembros del vestuario por las formas en las que llegó la primera derrota de la temporada.

Meré, acompañado de su pareja, dio la cara en Mareo tras la goleada recibida en el Vicente Calderón. No pasó desapercibida su presencia en el Pepe Ortiz, en una imagen que dice mucho en el día después de recibir una goleada. Y es que tampoco es de los que se esconde el joven jugador del conjunto gijonés, algo que, de una u otra manera, hizo que algunos aficionados se acercaran a él para agradecérselo, restándole importancia a lo ocurrido en el Calderón. En frío siempre se ve de manera diferente.

Cuando no estaba para bromas Jorge Meré fue nada más finalizar el partido ante el Vicente Calderón. La imagen de su rostro, así como la rabia de sus gestos, a la sombra de uno de los rincones que hay a la salida de los vestuarios del Vicente Calderón, alejado de las cámaras, lo decía todo. No fue el único, pero sí uno de los que más evidenció su frustración. La sonrisa en el viaje de vuelta a Gijón la puso Quini. El Brujo, que esperaba a los futbolistas junto al autocar para iniciar el regreso, agradeció la espera a los sportinguistas que se juntaron para despedir a los de Abelardo y fue intentando animar a cada jugador que se cruzaba en su camino. El Sporting piensa ya en Vigo y en los siete puntos que, a estas alturas, muchos quisieran en su casillero.