En el Aeropuerto de Asturias hubo quizás menos aficionados que otras veces, pero mayor presencia de niños y familias. Luis Suárez fue uno de los pocos futbolistas del Barcelona que se detuvo a firmar autógrafos y sacar fotos con los fans. El paso, como suele ser casi siempre, fue fugaz, con la delgada línea que separa la salida de la zona de recogida del pasaje con el autobús que esperaba unos metros fuera de la terminal. Pero fue un tiempo suficiente para que la afición vibrase. Como Dani Suárez. "Son los mejores, merece la pena venir a verlos", señaló, aunque con algo de decepción añadió: "Neymar y Luis Suárez son muy buenos, pero sin Messi no es lo mismo".

Una de las notas curiosas a la llegada del Barcelona la puso Piqué que apareció con su hijos Sasha y Dylan, el primero de ellos en brazos. Y aunque Luis Enrique se mostró de mano algo más frío, una vez se subió al autocar ofreció su tono más distendido y desenfadado. Se sentó en el asiento del conductor, y desde allí, bajó la ventanilla, firmó autógrafos, sonrió, e incluso firmó camisetas del Sporting que le entregaron los aficionados.

Las fuertes medidas de seguridad que hubo en el Aeropuerto de Asturias tuvieron su continuación en el Hotel La Llorea, cuartel general del conjunto catalán en Asturias. Allí la presencia de aficionados fue prácticamente nula. El recinto se cerró y solo estaba permitida la entrada para aquellos huéspedes que ya tenían hecho hace tiempo su reserva y teniendo que identificarse a la entrada. Además, para evitar cualquier contratiempo, el Barcelona entró al complejo por una entrada lateral.

Aún así allí les esperaban, con algo de decepción, dos aficionados langreanos, Manuel Fernández y Diego Enríquez. "Es una pena que sean tan distantes, el año pasado los vimos en el Aeropuerto, pero aquí no podemos este año", señalaron antes de recalcar que "somos del Sporting, pero nos gusta y reconocemos su buen fútbol".

El Barça y sus estrellas ya están en Gijón. Serán apenas 24 horas, pero su paso no deja indiferente, y menos a sus fans.