Abelardo volvió a demostrar que no le tiembla el pulso cuando se trata de los guajes. Para el partido más trascendente de lo que va de temporada, el Pitu formó una pareja de centrales -Juan Rodríguez y Meré- que suma sólo cuarenta años, aunque nadie lo diría porque juegan con el aplomo de los buenos futbolistas. La apuesta de Abelardo no se justificó por un intento de trastocar lo mínimo la línea defensiva. El entrenador del Sporting vio el envite de las bajas de Amorebieta y Babín y lanzó un órdago a la grande, cambiando tres hombres sobre cuatro posibles. Sólo el intocable Meré mantuvo la posición. Lillo, que siguió en el equipo, volvió al lateral izquierdo, aunque mostró mejores maneras que en Vigo. Lora encontró acomodo en la derecha.
El central gallego fue el hombre del día. Juan Rodríguez Martínez (8-5-95, Cedeira, La Coruña) llegó este verano a Mareo procedente del Coruxo y en seguida le entró por el ojo a Abelardo, que ya lo tuvo a su servicio durante buena parte de la pretemporada, así como en los amistosos de los parones ligueros. El nombre de Juan Rodríguez aparecía entre los primeros de futbolistas del filial que podían debutar esta temporada. Fue convocado a La Coruña, pero la oportunidad le llegó en un partido de máxima exigencia, que el Sporting disputó con la pareja de centrales más joven de la Liga. Joven, que no tierna.
El central completó un partido de máximo nivel, bien aplomado, firme en las disputas, atento en los cruces y luciendo buenas maneras en la salida de balón, tanto en corto como desplazando en largo para buscar a Burgui en la banda contraria y hasta pudo marcar en una jugada de estrategia. Tuvo un ángel de la guarda en la figura de Cuéllar, que dejó en nada el único sobresalto que tuvo el chaval al anticiparse a Kravets en un despeje defectuoso.
Abelardo no se quedó ahí. Mantuvo su apuesta por Rachid, aunque cuesta un mundo entender que Nacho Cases no tenga sitio en este equipo. Menos aún viendo la mejoría del equipo cuando el gijonés saltó al césped. El recurso del día fueron los cambios de orientación hacia Burgui, que prodigaron Moi Gómez, Sergio y hasta el debutante Juan Rodríguez. El extremeño castigó sin piedad las cinturas de Tito y Vezo, aunque no acabó de crear ocasiones claras de gol. Para hacer hueco a Burgui, Abelardo sacrificó a Víctor Rodríguez, cuya ausencia en la alineación inicial fue la gran sorpresa de la jornada junto a la remozada defensa. En ataque se mantuvo Carlos Castro como acompañante de Cop, avalado por su gol al Valencia.
La anécdota del día la protagonizó Juan Rodríguez al final del choque, cuando un rival le sugirió un intercambio de camisetas. "Ésta es para mí", se le leyó perfectamente en los labios al Guaje, que nunca olvidará este día.
