El Sporting tiene el ejemplo a la vuelta de la esquina, en las últimas jornadas de la temporada pasada, en el espíritu que dio la permanencia. La llegada del Sevilla rescata la intensidad y el sacrificio con el que se fraguó la última victoria ante el cuadro hispalense en El Molinón, la misma que abrió una racha de tres triunfos en casa con los que se finiquitó la competición y que se convirtió en paso clave para continuar en la máxima categoría del fútbol español. Los de Abelardo buscan sorprender a la intratable escuadra sevillista, que marcha en el segundo puesto de la tabla, pero que ha mostrado su lado más vulnerable a domicilio, imponiéndose solo al Leganés. Eso sí, el Athletic ha sido el único en doblegarle.

El empate en Granada no ha saciado las necesidades del Sporting para salir de los puestos de descenso y ha ampliado a seis jornadas la espera por una nueva victoria. Los rojiblancos confían en recuperar mañana esa imagen de equipo capaz de mostrar su mejor versión ante la adversidad. El último choque ante el Sevilla, en El Molinón, resume a la perfección ese modelo que persiguen afición y técnicos. El conjunto gijonés, arropado por un sportinguismo volcado desde el primer minuto, remontó el tempranero tanto con el que Iborra adelantó a lo hispalenses y mostró la confianza de que todo es posible si se persigue con orden y convicción. Un gol en propia puerta de Krychowiak, mediada la primera parte, sirvió para igualar el encuentro. El encargado de darle la vuelta al marcador fue Isma López, con la épica que rodea hacerlo al filo de la conclusión y en una jugada discutida por un posible fuera de juego.

El reto es importante dado los grandes números del rival, ya que Sampaoli puede lograr en Gijón el tercer mejor arranque de la historia del club en Primera. No ha conseguido romper totalmente, sin embargo, con el punto débil de jugar lejos del Pizjuán, en lo que se ha convertido en la esperanza a la que se agarra un Sporting que se prepara para la reacción.