El Sporting ofreció ayer una imagen mejorada que, en muchos aspectos, recordó al equipo de la temporada pasada. De un plumazo los rojiblancos se sacudieron de encima algunos de los defectos que le habían atenazado durante buena parte de la temporada y eso que enfrente tenían a un temible Sevilla, que llegaba a El Molinón como segundo clasificado y que volvió a salir escaldado de Gijón. El juego del equipo no se pareció en nada al mostrado una semana ante en Los Cármenes ante el Granada, ni al de las semanas previas.

Abelardo ayer sí pareció dar con la tecla. Y eso que, hay que reconocérselo, tomó algunas decisiones valientes que levantaron suspicacias antes del inicio del choque. Al término del encuentro los elogios a Canella eran unánimes, pero la alineación del capitán estaba bajo sospecha en los prolegómenos del choque. Abelardo decidió prescindir también de Carlos Castro para situar a Borja Viguera como acompañante de Cop y el riojano le respondió con su mejor encuentro como rojiblanco, a pesar de fallar una ocasión clamorosa. También situó a Isma López por delante de Canella en la que, hasta hace unos años, era su posición natural. La última decisión trascendente fue la recuperación del centro del campo que mejor le ha funcionado al Sporting en los últimos años.

Con Sergio y Nacho Cases a los mandos, el Sporting se reconcilió con el fútbol, quiso jugar el balón con criterio y regaló algunas fases de buen juego. En el primer tiempo de ayer, el Sporting disparó más a puerta y creo más ocasiones que en los últimos encuentros juntos. El equipo además recuperó sus rasgos de identidad: el orgullo, la intensidad, la presión y el coraje para terminar el choque volcado hacia el área rival, a pesar de los gestos desde el banquillo pidieron calma y guardar la ropa.

No es casualidad que en la alineación inicial del Sporting coincidieran, por primera vez esta temporada, cuatro de los cincos futbolistas asturianos de la plantilla. Carlos Castro fue el único que se quedó sin minutos, aunque calentó durante mucho rato y parecía tener opciones de ir a jugar. La mirada hacia Mareo la completaron Lora y Dani Ndi, que disputaron el tramo final del encuentro, con lo que el Sporting terminó el partido con seis futbolistas que habían pasado por su equipo filial.

Quien no estuvo en la convocatoria para El Molinón fue Juan Rodríguez, el último futbolista al que hizo debutar el Pitu jugará esta mañana con el filial en Mareo y su buena actuación ante el Granada no le sirvió siquiera para sentarse en el banquillo ante el Sevilla.

Una vez más, como tantas en la historia reciente del club, el Sporting vuelve la mirada hacia Mareo para salir del atolladero. El empate conseguido ante el Sevilla y la forma en que se logró señalan a Abelardo el camino para ver un Sporting mejor, con el que los aficionados se sienten plenamente identificados. El primer tiempo del Sporting ante el Sevilla lanza un mensaje de esperanza. Jugando así, el objetivo de la permanencia parece mucho más próximo. El Sporting de ayer fue un equipo comprometido que, además, jugó bien.