El consejo de administración del Sporting se reunió a última hora de la tarde de ayer en Mareo. Una cita en la que se valoró el impacto social sobre la medida relacionada con la aprobación de salarios para los miembros del consejo, que se tiene previsto llevar a la próxima junta de accionistas, dentro de asuntos a tratar relacionados con el día a día del club rojiblanco. La intención de que Javier Fernández, máximo accionista, sea el único miembro del actual consejo para el que se valora establecer un suelo por haber asumido las tareas realizadas por el anterior director general, no parece que vaya a encontrar la comprensión de todos los sectores del sportinguismo.

El máximo accionista mantiene su intención de llevar adelante que sus directivos puedan cobrar más allá de que pueda resultar una decisión impopular. Lo hace justificándose en que no será el primer propietario de una empresa que cuenta con una remuneración reconocida, aunque sí pasará a la historia del club por ello. Javier Fernández también considera que esta medida ayuda a que exista una mayor trasparencia respecto al órgano gestor, evitando las suspicacias sobre los cobros de dirigentes sin ocupación profesional más allá del club. Argumentos con los que pretende ganarse la confianza de accionistas y aficionados, aunque la realidad es que puede aprobar esta medida con sus propios votos en la próxima junta.