El sonido de la sirena de la antigua fábrica de Alfa acompañó a Mariño cuando el portero del Sporting saltó a calentar en Ipurúa. Un detalle aparentemente casual, ya que, en ese momento, el Eibar se encontraba probando su megafonía. Visto lo sucedido después, quizá también tuvo algo de presagio. La dinámica de los rojiblancos hace saltar cualquier tipo de alarma. Los gijoneses se despidieron de la Copa del Rey recibiendo dos goles nada más iniciar cada tiempo, evidenciando sus profundas dudas y sin la ambición de aspirar a remontar el 1-2 de la ida. La única buena noticia fue ver debutar a los jugadores del filial Cristian Salvador y Rubén, este último, autor del único gol del Sporting.

La Copa no ejerció de bálsamo ni cambió al Sporting. El Eibar volvió a evidenciar las debilidades de los rojiblancos, un equipo tan indeciso como inseguro; incapaz de ponerse de acuerdo ni en los balones que caen divididos entre dos de sus propios futbolistas, lanzador de faltas al lado que defiende el portero. 38 segundos tardó en volver a sonar la sirena de Alfa tras el pitido inicial. Esta vez, para cumplir con su misión habitual, la de anunciar los goles del Eibar. Sonaría otras dos veces y en momentos tan significativos como éste. La siguente, dos minutos antes del descanso, y la tercera y última, al minuto de comenzar la reanudación. Y eso que la concentración no parece que sea el único mal de los de Abelardo.

Si la reacción pasaba por ir mostrando algún argumento nuevo en el choque con el que se despedía el 2016, Abelardo sólo encontró una nueva muestra de que cuando falta fútbol Nacho Cases ejerce como el mejor hilo conductor para conseguirlo. El gijonés cocinó fase de juego más aceptabe de los rojiblancos, auxiliado por un Xavi Torres que pidió mucho el balón, pero sufrió otro tanto sin él. Veinte buenos minutos, durante la primera parte, que no alcanzaron para poner en peligro una eliminatoria en la que el Eibar se sabía ganador casi desde el inicio.

A la espera de ver cómo se va definiendo la conversación que tuvieron Javier Fernández y Abelardo para iniciar la reacción del Sporting, lo que está claro es que el conjunto rojiblanco vive atenazado por la fata de resultados y la falta de medios para conseguir darle la vuelta a una situación preocupante.