-¿Detecta que se ha roto la magia?

-Un poco, pero es normal. Por los resultados y por el juego, no le hemos dado a la gente lo que quiere ver. Tenemos que darle algo más porque, a la mínima, la gente está con nosotros.

-¿Se ha perdido también esa cercanía que tenía el equipo con los aficionados?

-Yo creo que no.

-Este año se echa en falta un esqueleto titular que había el año pasado?

-Este año hay también siete futbolistas que juegan habitualmente. Es una sensación que quizá se tenga desde fuera. Lo que hay son jugadores más versátiles que cambian de posición.

-No ha tirado demasiado del filial, ¿es un salto demasiado grande desde Tercera?

-A Éibar podía haber llevado a la mayoría de los titulares sabiendo que era un partido importante y por mi situación personal, pero he llevado a cinco futbolistas del filial. Soy el entrenador que más gente ha hecho debutar del filial. Este año ha debutado Juan, aunque podía haber puesto a Lillo de central con Meré en Granada.

-Los episodios sucedidos en la sala de prensa, ¿son un síntoma de algo?

-Hablo de lo mío. Los que me conocen saben que soy una persona que dice lo que siente y muchas veces no lo piensa. Me sucedió el año pasado en Granada y el otro día fue una situación, por la que pedí disculpas, que responde a un ataque durante dos años que iba más allá de los futbolístico y entraban en lo personal.

-¿Qué le puede decir al sportinguismo?

-Que siga como hasta ahora, no le puedo pedir más. Yo intentaré dar todavía más de lo que doy por salir de esta situación y que tenga confianza en el equipo. El sportinguismo es el alma de este equipo, nuestro alma. Tenemos que olvidarnos de vivir del pasado. Ahora es un momento buenísimo comparado con cómo estábamos hace dos años.