"A final de temporada, estaremos en unos diez millones de deuda real, que será lo que llevemos a la junta del año siguiente, y en diciembre de 2017 alcanzaremos la deuda cero". Javier Fernández luce relajado en su análisis de la situación económica del club, que ve mucho mejor que la de hace dos años. El presidente del Sporting presume que se encontrará un ambiente crítico en la junta de accionistas, a la que el club comparece con una deuda de 30 millones de euros que el mandatario desglosa así: "Hay una deuda corriente estructural (la que viene de los últimos meses de la temporada anterior) que se compensa con un activo corriente que hay que son casi 6 millones de euros. El resto son 24 millones de euros, que yo llamo deuda real. Deudas exigibles a corto plazo que has generado en ejercicios anteriores, de los que seis millones se han reducido ya y a final de temporada estaremos en diez millones". La situación a día de hoy es que el club debe 16 millones: los 10 con los que cerrará este ejercicio y seis que tiene pendientes del crédito pedido al banco alemán IBB.

Fernández se explica con la seguridad que le da un escenario que considera controlado. "Este año estamos haciendo un esfuerzo, el año que viene en junio presentaremos unas cuentas con una situación de deuda mucho menor. Nos quedará la deuda concursal subordinada (6,7 millones) y la parte de ordinaria (1,2) que nadie ha reclamado, al Ayuntamiento le deberemos 1,1 millones por las marcas y con Cajastur quedan 200.000 euros del videomarcador que se cambian por publicidad y entradas en virtud de un convenio".

El Sporting ha aprovechado sus ingresos de este año para reducir deuda de forma más rápida, sacrificando el tope salarial. Por eso, es clave que el club logre mantenerse en Primera porque "el año que viene adelantaremos a muchos otros equipos y al siguiente no tendremos ninguna traba, en cuanto a deuda, del tope salarial". El máximo accionista asegura que el Sporting está siguiendo "el plan de ruta y las cuentas del próximo año ya las tenemos avanzadas", y mantiene que el objetivo de deuda cero a final de 2017 es realista incluso en caso de descenso deportivo. "Para las cuentas contemplamos siempre los escenarios peores. En Primera, con el presupuesto y en Segunda con una parte de la ayuda al descenso haríamos frente al pago de la deuda concursal subordinada", señala.

El Sporting había presupuestado para la temporada pasada, cuyo balance presentará a los accionistas en la próxima junta, un beneficio de 8,7 millones de euros, que finalmente se ha visto reducido a 1,5. La justificación de Javier Fernández es que "han surgido cuestiones que no estaban metidas en presupuesto. La más clara sería el caso de Doyen Group, que no se había metido porque no teníamos conocimiento de cuándo se iba a cerrar ni en cuánto. El club ya ha liquidado esta deuda. Además, hemos ido a más en gasto de personal deportivo, fuimos al límite del tope salarial, la indemnización de García Amado (600.000 euros), atrasos de salario de no haber aplicado subida salarial que ascienden a más de 200.000, una parte de Hacienda de recargos e intereses y 300.000 euros de liquidación con Kappa. Por último, hemos provisionado una posible indemnización por el ´caso Botía´ que sigue pendiente del fallo definitivo".