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Radiografía de una crisis

Con cinco puntos de los últimos 42, el Sporting se encuentra en una fase crítica en la que urge una reacción de juego y resultados - El equipo ha perdido identidad, carece de un patrón de juego definido y muestra unos síntomas evidentes de falta de confianza

Los futbolistas del Sporting durante el calentamiento en la sesión de ayer. J. J.

El fútbol siempre es dado a los grandes apelativos. No es el caso. Con cinco puntos sumados de los últimos 42 no es exagerado concluir que el Sporting se encuentra sumido en una profunda crisis deportiva que compromete las que han sido las señas de identidad fundamentales del equipo en los últimos años. Tan alarmantes como los resultados, son las señales que emite el equipo, incapaz en muchas ocasiones de discutir los partidos como hacía en la temporada anterior. Mientras Abelardo espera la llegada del ansiado mediocentro en el mercado invernal, el sportinguismo hace cuentas en busca de una añorada permanencia de la que, sin embargo, sólo le separa un punto. Con más de una vuelta por delante, el Sporting tiene un amplio margen para la mejora.

Sin capacidad de reacción. Uno de los síntomas más preocupantes del Sporting actual es la nula capacidad de reacción que muestran los rojiblancos. El equipo juega con miedo, apunta una pérdida absoluta de confianza y baja los brazos al primer contratiempo. Esto hace que cada rival parezca una montaña y genera la sensación de que el Sporting es incapaz de ganar a nadie. Todo ello se traduce en el juego: es fácil hacerle ocasiones y genera muy pocas.

Las dudas llegan al banquillo. Abelardo no escapa de la crisis de confianza que sufren sus futbolistas. El técnico ya ha puesto en entredicho en varias ocasiones su capacidad para hacer reaccionar al equipo. El ya famoso "no doy con la tecla" o el "tengo que hablar con Javier" son mensajes que no ayudan a estabilizar la nave. Quizá fruto de la desesperación por los resultados que no se producen, Abelardo ha probado múltiples soluciones de urgencia que apenas han servido para mejorar al equipo. Como sucede siempre que hay malos resultados, la figura del Pitu también se ha puesto en cuestión por un sector de la grada. De nada han servido sus éxitos en las dos temporadas anteriores. Aunque muchos ven un ultimátum en el duelo contra el Eibar, lo cierto es que la figura de Abelardo no se debate en el consejo de administración del club.

Una planificación deficiente. El nuevo Sporting nació bajo sospecha. El final de la temporada anterior trajo consigo la desintegración del Sporting de los guajes, un equipo que tenía una comunión máxima con la grada. Tras dos años sin fichajes, el Sporting acudió al mercado con demasiadas urgencias, que se tradujeron en trece incorporaciones. A la vista del rendimiento de los recién llegados, parece claro que la planificación deportiva fue deficiente. El Sporting no ha mejorado y además ha perdido ese plus de compromiso que tenía en el curso anterior. Tampoco llegó un fichaje capaz de ilusionar a la afición, como lo fueron Halilovic o Sanabria y se echa en falta un futbolista capaz de ganar partidos por sí mismo.

Menor comunión con la grada. No hace falta ser un gran observador para constatar que el Sporting ha perdido la sintonía que tenía con la grada. Al público le cuesta identificarse con un equipo en el que me ha menguado significativamente la cuota de canteranos. Cuestiones como los entrenamientos a puerta cerrada, no ayudan en nada.

Ser más compacto y sacar resultados. Cuando se buscan argumentos para el optimismo, todas las fuentes consultadas coinciden en la necesidad de que los futbolistas den un paso al frente, de jugar más compactos y de que llegue algún buen resultado.

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