Ni El Molinón pudo celebrar la victoria a la que se aferraba el Sporting para poner fin a la crisis de resultados, ni la derrota ante el Eibar, que aumenta la racha negativa a cinco de los últimos 45 puntos en juego, se convirtió en una condena pública a la labor de Abelardo. La afición rojiblanca escenificó ayer la sensación de estar cada vez más desconectada del equipo ante la falta de argumentos para creer en la permanencia. La concentración convocada antes del partido para protestar contra Javier Fernández, máximo accionistas, y el consejo de administración fue seguida por sólo medio millar de aficionados, mientras que la reacción al acabar el encuentro fue una tímida petición de dimisión hacia el Pitu. Un momento en el que el campo ya estaba medio vacío. Y es que muchos no aguantaron ni al pitido final.

Faltaban poco menos de dos horas para el inicio del partido en El Molinón cuando el autocar del Sporting hizo su aparición ante el acceso del aparcamiento del municipal gijonés. Una madrugadora llegada, poco habitual en las filas rojiblancas, que contó con la justificación del consejo policial para que accedieran al campo antes de las protestas contra el consejo, convocadas en ese mismo punto, y la necesidad de realizar una charla previa al encuentro, a cargo de Richi Serrés, experto en motivación que trabaja estos días con el equipo.

"Directiva, dimisión", entonaron, puntuales, el medio millar de aficionados, según fuentes policiales, que unieron sus voces para mostrar su malestar contra la directiva cuando el reloj marcaba las 17 horas. Faltaba hora y media todavía para que empezara a rodar el balón. Lo hicieron ante una vigilancia policial aparentemente reforzada para esta ocasión, con hasta seis unidades aparcadas ante la rotonda situada junto a El Molinón. Muchos esperaban por la llegada de algún miembro del consejo de administración. No llegó a producirse. El Sporting contrató un catering y celebró la comida entre directivas dentro del campo. Algo que les permitió evitar cruzarse con los manifestantes.

La Asociación Anselmo López está todavía recaudando donativos para un busto dedicado al fundador del Sporting cuando sonó el pitido inicial. Toda la afición pareció entonces olvidar los reproches y se centró en animar durante el poco tiempo que el marcador dio tregua. La falta de respuesta hizo inútil cualquier esfuerzo ante un Molinón que empieza a perder también el interés.