Una fórmula matemática desarrollada por un psicólogo por encargo de una agencia de viajes determinó hace ya diez años que el tercer lunes de enero es el día más triste del año. En la escuela de fútbol de Mareo lo fue sin duda. La jornada de ayer, marcada por un cielo gris y plomizo, que filtró esporádicos rayos de sol y descargó una lluvia pertinaz, fue deprimente para el sportinguismo, afectado aún por el decepcionante partido de su equipo ante el Eibar. Fue un día de caras largas y mucho movimiento, tanto en las oficinas del club como en el edificio de vestuarios. Los aficionados que esperaban la salida del equipo se contaban con los dedos de una mano y la expectación entre los medios de comunicación era tremenda. Abelardo fue ratificado en la noche del domingo por Fernando Losada, pero la sombra de la sospecha sobrevolaba Mareo.

El entrenamiento regenerativo previsto para las diez y media de la mañana no comenzó hasta cinco minutos después de la una de la tarde. Por el medio hubo continuas reuniones, de los futbolistas entre sí, con el cuerpo técnico y la esperada charla del "coach" Richi Serrés, en el que parece depositar grandes esperanzas el consejo de administración. La terapia con el "coach" se prolongó por espacio de más de dos horas.

Mientras tanto, la actividad bullía en el edificio de oficinas, en el que se encontraban Javier Fernández, Ramón de Santiago y Fernando Losada. Nico Rodríguez pasó hasta en tres ocasiones de las oficinas a los vestuarios y viceversa, mientras recibía algunas visitas.

Poco después, los futbolistas saltaban al césped de entrenamiento. Los que fueron titulares ante el Eibar hicieron carrera continua en el campo número 1, con las excepciones del lesionado Douglas y de Moi Gómez, sustituido al descanso. El resto se ejercitaron en el campo número 2 a las órdenes de Iñaki Tejada y de Gerardo Ruiz. Abelardo no se dejó ver en toda la mañana. La espera fue larga, los distintos empleados del club fueron abandonando las oficinas una vez cumplida su jornada laboral y el encargado de la cafetería de Mareo accedió a ellas con unos bocadillos.

El técnico fue de los últimos en abandonar los vestuarios de Mareo y lo hizo entre una gran expectación. El técnico salió rápido, de la puerta del vestuario a su coche, saludo a la prensa y no se acercó a las oficinas. Mientras, en la casa de cristal, algunos consejeros se pegaban a la ventana para seguir los pasos del entrenador y comprobar si hacía alguna manifestación.

El consejo de administración mantuvo entonces una reunión con el director deportivo, Nico Rodríguez, en la que se valoró la situación actual y los posibles movimientos a realizar. El Sporting ha consumido ya algo más de la mitad del mercado de invierno sin que haya realizado ninguna modificación en la plantilla.

Las reuniones y los contactos siguieron durante la tarde, en una jornada maratoniana que se vivió con enorme tensión en todos los estamentos del club. La mayor dosis de cordura la puso Nacho Cases, el futbolista más clarividente de la plantilla sobre el césped y ante los micrófonos, con su discurso de orgullo, optimismo y cabeza alta. La intervención del capitán fue el mejor epílogo a un día complicado en Mareo. La plantilla tiene hoy jornada de descanso y mañana comenzará a preparar el choque ante el Betis del próximo domingo, en el que no podrá contar con el centrocampista Sergio. El Sporting, que no gana fuera de casa desde hace un año, afronta ahora dos partidos seguidos a domicilio (Betis y Athletic) con la espada de Damocles amenazando.