En mayo de 2014 el Pitu Abelardo llegaba al banquillo del primer equipo rojiblanco y, con él, una novedosa esperanza a la grada. Abelardo traía consigo una nueva filosofía de juego, en la que se apostaba todo -bien por necesidad, bien por convicción- a los hombres de la casa, criados en Mareo, "el Sporting de los guajes", como rápidamente los tildó la afición.

Esta nueva idea comenzó a coger forma, en base al amor a unos colores, el coraje y la garra que llenaban a la grada de ilusión. Así nació el mantra gijonés en los últimos años, el #Abelardismo.

Las redes sociales enfervorecieron bajo esa etiqueta antes de cada encuentro en el que el equipo se jugaba la vida, que eran casi todos.

Sin embargo, en la época más reciente, la marcha o falta de protagonismo de aquellos que hicieron posible cada hito, en pos de un salto de calidad que está por llegar, caldeó el ambiente en El Molinón, que comenzó a poner en tela de juicio a Abelardo.

Así, en los últimos partidos no fue extraño oír gritos que pedían la dimisión del técnico, con mayor o menor consistencia.

Pero en el día de ayer, tras anunciarse su marcha del Sporting, las redes sociales de nuevo se alzaron como altavoz rojiblanco mirando al pasado, bajo la etiqueta #GraciasPitu, que buscaba poner en valor todo lo que Abelardo hizo por el club en dos años plagados de obstáculos. Abelardo, el entrenador que marcó tendencia.