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Un adiós en 50 minutos

"Muchas gracias, de verdad", dice Abelardo, emocionado y entre aplausos, a los aficionados en su despedida en Mareo

Un adiós en 50 minutos

A su llegada a Mareo, a las 10.05 horas, Abelardo recibió un caluroso abrazo de una aficionado, que le dio las gracias por su trabajo y le mostró su pena por su marcha. "Las gracias os la tengo que dar yo a la afición, de verdad, muchas gracias". Le respondió el Pitu. Apenas había una decena de aficionados rojiblancos a esa hora en Mareo, con mucho frío y algún rayo de sol. A su marcha, 50 minutos después, entre lágrimas, había algo más de una veintena que no dudaron en aplaudirle y reconocer así su dedicación.

Fueron 50 minutos de despedida de Abelardo en Mareo, de mucha emoción, sentimiento, lágrimas, pero no de un adiós, sino de un hasta luego, porque como el propio Pitu reconoció: "Seguiré subiendo a Mareo, a llevar a mi hijo a entrenar con el cadete B".

El primero en llegar a Mareo de su cuerpo técnico fue Gerardo Ruiz, a eso de las 9.20 horas lo hacía Isidro Fernández, y dos minutos después lo hacía Iñaki Tejada. Abelardo llegó a las 10.05 horas y se fue directo al vestuario para despedirse de la plantilla junto a su cuerpo técnico. Fueron cerca de diez minutos lo que duró ese encuentro antes de que accediera a sala de prensa, a las 10.18 horas, donde estuvo cerca de 20 minutos, acompañado por todo el Consejo de Administración y algunos trabajadores del club.

A las 10.34 horas, cinco minutos antes de que finalizase la rueda de prensa de Abelardo, la plantilla saltó a entrenar a campo número de 2 de Mareo. Lo hizo a las órdenes de Isma Piñera, técnico del División de Honor, y auxiliado en la preparación física por Rubén Biempieca y Jorge Sariego encargado del trabajo con los porteros. Las únicas ausencias en el entrenamiento fueron Douglas, Lillo y Meré.

El Pitu salió de la sala prensa y estuvo quince minutos de nuevo en la zona de vestuarios, finalizado su despedida, antes de dirigirse, bajo un aplauso de la afición, a su coche situado en el aparcamiento de Mareo. "Voy a echar de menos las fotos", dijo ante la nube de fotógrafos que inmortalizaron sus últimos instantes en la mañana de ayer en Mareo. Ese cariño de la afición hizo que volviese a emocionarse otra vez. Como antes en la rueda de prensa, cuando se acordó de La Mareona.

El paso de Abelardo duró 50 minutos, pero la mañana continuó en Mareo. La plantilla realizó una sesión de trabajo con balón, con rondos, ejercicios de posesión y un partidillo durante casi una hora y media. Poco después del mediodía finalizaba el entrenamiento, unos instantes después de que aterrizase Rubi, el nuevo entrenador, en el Aeropuerto de Asturias.

La etapa del Pitu acababa de finalizar. Para muchos con pena y para otros como algo doloroso, pero a la vez necesario. Los más de dos años de Abelardo tocaban a su fin, con el recuerdo de un ascenso y una permanencia, y los ojos, tras el entrenamiento de transición de Isma Piñera, se fijaban ya en Rubi. El técnico catalán llegó a Gijón a un hotel cercano a El Molinón, donde se hospeda, y a las 16.30 horas fue presentado como nuevo entrenador del Sporting en El Molinón. Hoy por la mañana dirigirá en Mareo su primera sesión de trabajo y se espera que se produzca la llegada de Tioté y se agilice la posibilidad de que haya nuevos refuerzos. Pero ya en la etapa de Rubi. La de Abelardo, tras 988 días en el cargo, finalizó ayer, en una visita de 50 minutos en Mareo.

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