A entrenador nuevo, empate seguro. El Sporting postAbelardo presenta una pequeña mejoría y se muestra más competitivo de lo que había sido hasta ahora. A la espera de los guajes Sergio y Jorge Meré, dos bajas más que significativas, el nuevo Sporting de Rubi tiene su punto. Más posesión, más toque, pero mantiene algunos de los defectos de siempre. También hay datos para la esperanza. El primero el empate a domicilio, con lo que los rojiblancos vuelven a sumar fuera de casa. Son tres puntos como visitante, en tres trabajados empates a cero. Ésta es precisamente la otra gran noticia del día. Diez semanas después de visitar Los Cármenes, el Sporting volvió a dejar su portería inmaculada. Es cierto que el Betis le apretó y tuvo más llegadas, pero también que la gran ocasión del partido la estrelló Duje Cop en el poste.

La última gran novedad de la noche fue lo bien que gestionaron los rojiblancos los minutos finales y todo el segundo tiempo en general. El partido se acabó con una ocasión del Sporting, muchos nervios en la grada y cierta ansiedad en el Betis.

En su primera alineación, Rubi tomó algunas decisiones estructurales. Reforzó el centro del campo y sacrificó a Moi Gómez, intocable para Abelardo. Además recuperó la banda izquierda de los dos laterales, aunque con poca fortuna. La gran asignatura pendiente sigue siendo la producción ofensiva. El Sporting mejoró en su juego interior, pero fracasó en el último pase y en el remate. Un libre directo de Cop y una mala cesión de Durmisi fueron todos los argumentos rojiblancos.

Como lo urgente era sumar y romper la dinámica negativa, el Sporting da por bueno el punto a domicilio. La cuenta atrás ha comenzado y el Sporting está un punto más lejos de la salvación.

El Sporting se asentó tras el descanso y apenas pasó apuros

El inicio del choque fue toda una declaración de intenciones. El Sporting se asomó al balcón del área y provocó una falta peligrosa que pareció idónea para el especialista Duje Cop, recuperado para la causa por Rubi. El croata puso el balón cerca del larguero, pero demasiado al centro y Adán metió una manopla salvadora. Fue el primer y último remate del Sporting en el primer tiempo. El penúltimo del encuentro.

A partir de ahí, creció el Betis de los teñidos, con un Ceballos escandaloso y un Jonás que revolvió por todas partes. El Betis, evitó el sentimentalismo de las viejas amistades, y buscó las cosquillas a la nerviosa defensa rojiblanca, a la que muchas veces le ganó la espalda. La tormenta arreció a eso de los veinte minutos, con tres ocasiones seguidas que desactivó Cuéllar muy seguro. Las llegadas locales fueron menudeando, mientras los rojiblancos miraban de reojo al reloj.

La del segundo tiempo fue una historia muy diferente. Es cierto que el Betis dispuso de algunas buenas ocasiones, pero no era el día de Rubén Castro. La defensa rojiblanca empezó a sentirse bien y Cop estuvo a un paso de poner patas arriba el Benito Villamarín. El Sporting salió a la contra tras un córner local. Durmisi, que se había quedado de cierre, llegó al lateral derecho para abortar un avance de Isma López. Cop intuyó la cesión del danés a su portero, se anticipó a Adán y, cuando no tenía ángulo, se perfiló para embocar con la derecha, pero no pudo esquivar el primer palo.

El Betis cogió miedo y aunque siguió apretando, ya se preocupó también de guardar la ropa. El Sporting se atrincheró en torno a su área, con Xavi Torres incrustado entre los centrales. El equipo dio un paso atrás para coger impulso y ya no volvió a sufrir mayores rasguños. Tanto fue así, que el empate se dio por seguro mucho antes de que Undiano Mallenco señalase el camino a vestuarios. Al Sporting le quedaron fuerzas para el sprint final y llegó a acercarse al área de Adán, pero con nula capacidad de remate.

Rubi sale bien parado de su primera final. No es fácil empezar una etapa en un equipo sumido en una profunda depresión con dos desplazamientos a dos campos complicados y sin dos piezas fundamentales. La primera impresión ha sido buena, pero habrá que esperar a ver cómo evoluciona el paciente. Las primeras pinceladas han sido interesantes, pero falta ver si Rubi será capaz de completar el cuadro.