El tranquilo rostro de Mauricio Pellegrino, casi impasible, tras el partido en El Molinón resume la normalidad que intenta aplicar el argentino a una brillante campaña con el Alavés que ayer volvió a reivindicar en El Molinón. El técnico del conjunto vitoriano reservó a la práctica totalidad del equipo titular, pensando en el encuentro de vuelta de Copa del Rey que disputará el miércoles ante el Celta, y obtuvo un cómodo triunfo en el municipal gijonés. "El equipo, con nueve cambios, siempre ha mostrado una imagen de solidez", señaló el entrenador del Alavés. "No recuerdo ocasiones del Sporting más allá de las goles", resumió sobre sus sensaciones del encuentro.

"Sabíamos que, si teníamos paciencia, íbamos a contar con oportunidades", admitió Pellegrino sobre los planes para superar a un Sporting que tenía basadas en este partido buena parte de sus esperanzas de volver a la senda de la victoria y recortar diferencias con la zona de salvación. "Ellos iban a salir con todo, nos iban a dejar espacios, y hemos tenido certeza en las oportunidades que tuvimos. Los goles ya nos dieron mucha más tranquilidad", apuntó, con la satisfacción de ver plasmado lo que había ideado previamente.

"A parte de los tres puntos, que son muy importantes, la mayor satisfacción es la imagen del equipo. Todos han tenido una gran actitud en un partido difícil", destacó Pellegrino, que evitó pronunciarse cuando se le cuestionó por si considera que el Celta puede salir favorecido de cara al choque de Copa tras suspenderse su partido que entre el conjunto vigués y el Madrid. "Es algo que no depende de mí y no puedo valorar algo al respecto", explicó. El argentino incluso desveló que "le dije al club a lo largo del día que no quería saber nada de ese partido. Lo único que nos quita es energía y nos descentra de nuestra función".

Pellegrino quiso echar un capote al Sporting ante la delicada situación en la que queda el conjunto rojiblanco tras sumar una nueva derrota. "No soy quién para opinar, pero es un club que ha competido muy bien durante los últimos años y está acostumbrado a sufrir. Eso es un handicap a la hora de competir", puntualizó. Fue un poco más allá, y reivindicó que todavía quedan muchos encuentros por delante para creer que los gijoneses puedan escapar de la zona de castigo. "Hay margen todavía para que la situación pueda cambiar. Los equipos pasan por momentos, el fútbol va por rachas, y en dos o tres partidos cambia", concluyó.