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Capellán del Sporting

El padre Fueyo no arroja la bufanda del Sporting

"Ahora rezo por el equipo, pero con el mando a distancia", dice el capellán, al que Rubi no deja entrar al vestuario

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El padre Fueyo, un sportinguista como Dios manda

Cualquier aficionado del Sporting sabe que Fernando Fueyo, capellán rojiblanco, es el "pater" de cabecera del sportinguismo. Jugadores, entrenadores, directivos y aficionados rojiblancos le han confiando sus ceremonias personales más importante. "Te lo juro por Quini", espeta Fueyo cuando quiere dar la máxima certeza a algo. Es, antes que nada, una persona entrañable y un sportinguista de bien, al que después de años Rubi le ha vedado el acceso al vestuario antes de los partidos, como adelantó LA NUEVA ESPAÑA, poniendo fin a la tradición de rezar un padrenuestro.

-¿Qué ha pasado?

-Cada maestrillo tiene su librillo y Rubi tiene la norma de que en el vestuario no estén más que los jugadores para no perder concentración. Mario Cotelo me comunicó un día, con pena, que ni a él, ni al médico, ni a los auxiliares, ni a los masajistas se les deja estar. La verdad es que no me gustó, pero tampoco le di demasiada importancia. Obedezco, aunque no me parezca la mejor solución. Yo no quería que se hubiera generado esta polémica a la que soy totalmente ajeno.

-¿Cree que el club tendría que haber intervenido?

-Sí pensaba hablarlo un día con Javier Fernández. Realmente, en el vestuario manda el entrenador, pero tampoco creo que tenga que decidirlo todo.

-¿Le resultó doloroso?

-Sí, lo es. Llevo ya más de veinte años. A veces subía incluso a Mareo con Pepe Ortiz cuando había concentración y dábamos la misa allí con los que querían. El Sporting siempre tuvo capellán, antes que yo conocí muchos, fue muy famoso el carmelita Dionisio Alonso. Que se acabe de un plumazo...

-¿Sigue como Capellán?

-El Sporting no me lo quita nadie y lo de ser capellán no me lo quita nadie tampoco. Hasta que la muerte nos separe, de eso no me quita. Creo que a los chavales les prestaba. De hecho, en los partidos fuera de casa rezaba el capitán Lora o Gerardo Ruiz o Mate Bilic cuando estaba. La relación conmigo es de mucho cariño, me tienen como al abuelo y hasta me toman el pelo. Alguno pasa por la parroquia.

-Más que el cura del Sporting, es usted el cura del sportinguismo...

-He casado a prácticamente todos: Abelardo, Muñiz, el Guaje Villa, Nacho Cases... Luis Enrique, al que le bauticé los hijos, me pidió que fuera a casarlo a Barcelona, pero era un 28 de diciembre y no pude ir. De la familia Fernández oficié varios funerales, matimonios, casé a peñistas, periodistas... Los futbolistas vienen a la parroquia hasta a presentarme a la moza.

-A la vista de la reacción popular, ¿se siente querido?

-Sí, me ha llamado mucha gente, vienen a verme... El día del partido, cuando llegué a mi sitio en la Tribunona empezaron a aplaudirme. Quiero que quede claro que yo apoyo al Sporting y a su entrenador y que le deseo lo mejor. Ojalá consiga salvar al equipo.

-¿Sigue rezando por el Sporting?

-Sí, ahora rezo con el mando a distancia. Yo del Sporting nunca cobre, al contrario me cuesta dinero y tengo dos carnets que pago religiosamente.

-¿Cómo es su relación con los jugadores musulmanes?

-Muy buena. Rachid es el primero que se abraza en el Padrenuestro. Al acabarlo yo pego un grito muy estertóreo (yeaa) y, según Gerardo Ruiz, Rachid gritaba Alá. Con Gregory tenía muy buena relación. Nunca tuvo tanta propaganda como estos días el Padrenuestro. Casi todos los equipos tienen cura, incluso Oviedo y Avilés.

-¿Se salvará el Sporting sin ayuda divina o hará falta otro milagro?

-La palabra milagro es muy seria, no la utilizo. Yo prefiero hablar de carambola. Creo que tenemos posibilidades, quedan 16 partidos y hay que ganar ocho. Hasta ahora sólo ganamos tres, así que hay que empezar ya.

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