El sello de Rubi en el Sporting es cada vez más evidente. El equipo ofreció ante el Atlético de Madrid la versión que más se acerca a lo que quiere ver el entrenador rojiblanco: un ejercicio de posesión, creación y presión. Sucedió el día en el que el catalán cumplió un mes en el cargo. Tiempo suficiente para un primer balance que los números resumen en los cuatro puntos sumados en los cinco partidos disputados. Una victoria, ante el Leganés, y un empate, en el estreno ante el Betis, que mantienen al equipo en la lucha por la permanencia pero no han servido para salir del descenso. Es ésta una asignatura pendiente con examen final en mayo. La otra, la de los diez goles recibidos, es una evaluación continua que sigue sin aprobarse.

"Hemos demostrado que podemos hacer daño jugando al balón, no sólo con fútbol directo", subrayó Rubi tras el partido ante el Atlético. El de Vilasar de Mar señaló que el del sábado fue el mejor partido desde su llegada al banquillo, con el matiz de haber regalado dos de los tantos visitantes. Y es que tampoco le costó admitir que los errores defensivos fueron los que dieron al traste con todo lo bueno. Es ahí donde el equipo ha mostrado dos caras desde su llegada y por donde puede escaparse lo ganado en otros ámbitos del juego.

Rubi advirtió a su llegada la necesidad de recuperar la seguridad defensiva, consciente de que se hacía cargo de un equipo que marchaba con una cifra de goles recibidos sonrojante. La portería a cero que logró mantener ante el Betis y el Leganés se tradujo en los cuatro puntos que luce el Sporting en su casillero desde que ocupa el banquillo. En los otros tres intentos, los gijoneses pasaron de lamentar la remontada del Athletic en San Mamés (2-1), a las dos goleadas recibidas en El Molinón ante Alavés (2-4) y el Atlético de Madrid (1-4). La media sigue siendo equiparable a la que puede obtenerse del global de la temporada, en la que el Sporting acumula 47 tantos en contra en 23 partidos disputados.

El mes de Rubi al frente del Sporting deja otras tantas cosas buenas. El técnico ha recuperado para la causa a futbolistas como Canella y Burgui, y también inyectado al grupo una intensidad olvidada durante los últimos partidos de Abelardo. La velocidad en la circulación de balón y el mejor aprovechamiento de las acciones a balón parado son otros de los aspectos bajo los que se ha ido tejiendo una filosofía que tuvo su jornada más completa ante el cuadro colchonero.

Otro de los puntos a favor del catalán es haber conseguido que la afición vuelva a reconciliarse con el equipo. Y eso también ha llegado a través del juego. El Molinón despidió al equipo con una ovación a pesar de verle caer ante el Atlético después de cinco minutos para el olvido. El apoyo del sportinguismo siempre ha ejercido como una pieza básica en la consecución de los últimos éxitos del conjunto rojiblanco.

Si el primer mes parece haber servido para sentar las bases y hacer del Sporting un equipo reconocible para su entrenador, las próximas semanas obligan a pisar el acelerador. Los rojiblancos disputarán tres partidos en una semana. El Celta espera el próximo domingo, a las 16.30 horas, en El Molinón. Le seguirá la visita al Barcelona el miércoles, 1 de marzo, a las 19.30 horas, para continuar con el duelo ante el Dépor, otro de los metidos en la lucha por la salvación, en el municipal gijonés, en el mediodía del domingo, 5 de marzo. Con la propuesta clara, Rubi debe buscar una nueva actualización a la versión vista ante el Atlético que sea capaz de aportar soluciones a una defensa que sigue mostrándose como el principal punto débil.