Para los amantes de las curiosidades o de las casualidades en el fútbol, seguro que la previa del partido que mañana miércoles, habrá de medir en el Camp Nou a partir de las 19:30, al Real Sporting (Sociedad Anónima Deportiva para nuestra desgracia) y al FC Barcelona, les habrá servido para desempolvar enfrentamientos de pasadas temporadas, donde se vivieron similares situaciones y el mismo debate contra los ‘Messi y compañía’, que ahora vuelve a repetirse: ¿debería Rubi efectuar rotaciones en el once inicial, reservando así a buena parte de los supuestos titulares, de cara al vital partido del domingo frente al Depor?

Recordemos por ejemplo, la polémica que se generó sin ir más lejos la temporada pasada en algunos medios de la capital, casi por estas mismas fechas, cuando Abelardo decidió alinear frente al Barcelona, en un partido casualmente también disputado entre semana, nada menos que a nueve jugadores de los que por aquel entonces eran considerados no titulares. El partido acabó con victoria visitante por 1-3, aunque en ningún caso y a pesar de las rotaciones, fuera un encuentro nada sencillo para los culés.

Pero más sonado aún si cabe, con el añorado Preciado en el banquillo, fue el enfrentamiento dialéctico que este tuvo con Mourinho, por idéntico motivo. El entonces entrenador del Real Madrid, acusó con muy duras palabras a su colega sportinguista de no poner el mismo empeño al enfrentarse a ellos, que cuando luego lo hacía con el Barcelona. Pero de nuevo en aquel partido, las rotaciones no fueron sinónimo de victoria aplastante por parte de los blaugranas, sino de todo lo contrario: el Barcelona sólo pudo ganar gracias a un único tanto logrado, también casualidades de la vida, por David Villa. Añadir solo, que tiempo después, aquel agrio rifirrafe entre ambos entrenadores, se tornó en una sincera amistad.

Volviendo al presente, he de decir que a pesar de los precedentes anteriores, nunca he sido muy partidario de las famosas rotaciones. Menos aún cuando estamos hablando de un equipo, nuestro Sporting, que únicamente juega una competición (ya saben que aquí la Copa no interesa). No obstante, los ejemplos citados son la prueba evidente de que no siempre el jugar con un once, digamos alejado del que podría ser considerado como el ideal, conlleva ponérselo necesariamente más fácil al rival. Lo hemos vivido en nuestras propias carnes no hace mucho, cuando un Alavés plagado de suplentes, nos dio un soberano repaso. Y lo hemos vuelto a sufrir en nuestro último partido contra el Celta, aunque cierto es que en menor medida y donde solo nuestra absoluta negación de cara a puerta, impidió que los tres puntos se quedaran en casa.

Por estas y otras razones, como la de que no creo que haya duda alguna de que el partido del próximo domingo a mediodía frente al deportivo de La Coruña, pudiera ser el que decidiera casi de forma definitiva el destino de este equipo, considero que las rotaciones en este caso no es que sean aconsejables, sino que diría que son absolutamente imprescindibles. Es más: sería poco menos que una irresponsabilidad y una temeridad, alinear a alguno de los jugadores (un total de siete), apercibidos de sanción.

Habrá que esperar en cualquier caso hasta una hora antes del partido, para comprobar si Rubi sigue la senda marcada en su día tanto por el Pitu Abelardo como con Manolo Preciado. Pero dudo mucho que nos vaya a sorprender con algo distinto a lo que ellos hicieran en su momento.

Algo más habrá que esperar, cambiando de tema, para conocer si finalmente Meré (ausente en Barcelona por sanción) entra en la lista de convocados para el partido que el próximo 24 de marzo, habrá de enfrentar en El Molinón, a las selecciones de España e Israel, correspondiente a la fase de clasificación para el mundial de Rusia2018. Partido que viene además marcado por otros asuntos, que nunca deberían mezclarse con el deporte.

Aprovechando estas líneas y que salió el tema, me gustaría trasmitirles más que un deseo o una petición, un sueño: que aquel que con sus goles diera a España el único Mundial que luce en su palmarés, tuviera el homenaje que se merece en el estadio que le vio nacer como futbolista. No creo que haya sportinguista ni seguidor de la selección española en el mundo, que no haya adivinado a quién me estoy refiriendo y que además, ya nombré al inicio de este artículo.

Y sí: alguno podrá pensar que estoy loco por proponer la presencia de David Villa en la convocatoria de Lopetegui, o que peco de un romanticismo que no se destila ya en el fútbol moderno. Pero permítame decirles que no podría existir mayor justicia futbolística que regalar al guaje semejante oportunidad para despedirse oficialmente de la selección. ¡Y ojo!: que no estamos hablando de un jugador en absoluto fuera de forma (¡ya lo quisiéramos ahora mismo en el Sporting!). Porque conviene recordar que Villa fue nombrado mejor jugador de la pasada temporada en la MLS. Y la liga profesional de fútbol (soccer como ahí lo llaman) estadounidense, no es ya ni de lejos aquel campeonato menor de finales de los setenta y principios de los ochenta, cuando leyendas como Pelé, Cruyff o Beckenbauer vivían su retiro dorado en el Cosmos de Nueva York.

Es evidente que al tratarse de un partido no amistoso, la dificultad para que mi sueño se cumpla, es mucho mayor. Pero tampoco estoy pidiendo su titularidad. Bastaría con que estuviera en el banquillo; tal vez luego, en función de cómo fuera el encuentro, podría hasta disputar los que serían los minutos más emotivos de toda su brillante carrera deportiva. No sé qué pensarán ustedes: yo solo puedo decirles que a veces los sueños se cumplen. Por si acaso, mañana intentaré hacerme con un par de entradas.