Las declaraciones de Rubi que ha publicado LA NUEVA ESPAÑA, no han dejado a nadie indiferente. Especialmente por esa categórica afirmación suya de que "si ganas los cuatro últimos partidos te salvas". De modo el entrenador catalán va más allá de las famosas diez últimas jornadas, en las que según el Sabio de Hortaleza, Don Luis Aragonés, que en paz descanse, era cuando se decidían las competiciones: por arriba, por abajo y hasta si me apuran, por el medio. ¡Pero quién sabe!: quizás estemos ante un nuevo sabio, en este caso el Sabio de Vilasar de Mar.

Claro que luego lees la aclaración que el propio entrenador sportinguista hace a su aseveración y te das cuenta de que la historia tenía su "trampa". Y es que nadie en sus sanos cabales podría defender que con solo cuatro victorias, da igual si se consiguen en las últimas cuatro jornadas, que de forma alterna, el Sporting se pueda salvar. Porque si las matemáticas, tan odiosas como exactas, no me fallan, 17 puntos que llevamos, más 12 que supondrían esas cuatro victorias (no olvidemos, dato importante, que son las que llevamos en toda la temporada), supondrían un total de 29 puntos. Que la salvación este año podría estar más "barata" es algo en lo que más o menos todos podemos estar de acuerdo. Ahora, que "regalada" no va a estar. Así que Rubi lógicamente añade a lo de conseguir esas cuatro victorias finales, el haber logrado sumar algo antes. Elemental, mi querido Watson. Por cierto, por si un día les preguntan por esto en un programa tipo Saber y Ganar: ¿sabían ustedes que en realidad en ninguna de las novelas de Conan Doyle, Sherlock pronuncia la frase anterior?

Pero dejemos al brillante detective tranquilo y volvamos a lo que nos importa. Aunque, ¿se imaginan lo que un personaje como Sherlock Holmes podría llegar a descubrir en el Sporting? No me sean perversos, que ya les estoy viendo adjudicar el papel de Moriarty a quienes ustedes y yo sabemos. No me negarán que se la he puesto como se las ponían a Fernando VII, o como las ponía al área el año pasado Jony. Aunque este año tengo mis dudas de que hubiera alguien para rematarlas.

Disculpen, que me he vuelto a ir por las ramas del Parque de Isabel La Católica. Regresemos a nuestro Real Sporting (Sociedad Anónima Deportiva para nuestra desgracia) y a la opinión de nuestro noble Sabio de Vilasar de Mar, sobre la importancia del partido en Mestalla. Según afirma, no considera una final el encuentro, aunque sí importantísimo, como todos los demás mientras existan opciones.

Miren: en esto último quizás esté más de acuerdo con el entrenador. Y es que hablamos siempre de finales, quizás de forma un tanto alegre. Para mí una final es aquella en la que si ganas, consigues tu objetivo y si pierdes, se acabó lo que se daba. Y está claro que perdiendo en Valencia, el Sporting estaría virtualmente aún más en Segunda de lo que ahora mismo está, pero matemáticamente, seguiría teniendo sus opciones. Lo mismo que por tener, las tiene todavía hasta el Osasuna. Otra cosa es que alguien en Pamplona se crea de verdad que pueden salvarse. Ni San Fermín sería capaz de obrar un milagro tal.

Pero ya saben: esto es fútbol. Y como les ha hecho ver Rubi esta semana a sus jugadores, los milagros se producen. Y como muestra para ello ha elegido ´la remontada del siglo´; la que los chicos de Luis Enrique protagonizaron este miércoles. Claro que como lo de los cuatro partidos, aquí también convendrán ustedes (que son aficionados objetivos y sportinguistas por encima de cualquier filia culé o merengue), que también hubo un poco de "trampa". Soy de los que opina que para que suceda algo tan increíble como lo que vivimos el miércoles, es necesario que haya hasta una conjunción astral. Y que esta produzca una especie de obnubilación en quienes han de juzgar ciertas decisiones. A buen entendedor, sobran palabras. No parece que las conjunciones astrales estén favoreciendo hasta ahora al Sporting, sino más bien al contrario. No hay más que repasar el último partido, donde un penalti que fue no se pitó y uno más complicado de ver, sí se pitó sin embargo.

En lo meramente deportivo, Rubi tendrá que buscar sustituto para el lesionado Moi Gómez (en una acción por cierto que no mereció ni la consideración de falta por el más astro de los astros arbitrales, Mateu Lahoz). Todas las miradas apuntan a Nacho Cases, quien fuera un estudiante aplicado en el Corazón de María de Gijón, donde no sé si conocían el dato, llegó a compaginar muy de guaje su presencia en Mareo, con la de jugar en las categorías inferiores de minibasket del CODEMA, donde destacaba como playmaker, cual Magic Johnson de aquella época, hasta que el Sporting, conocedor de la situación en todo momento, prohibió que siguiera jugando. Puede que Cases no esté ni de lejos en su mejor momento, pero a repartir juego, como si de ese base de baloncesto se tratara, a poco que le cubran la espaldas, pocos le superan en la actual plantilla. En Vesga y Sergio tiene dos escuderos magníficos.

Hablando de colegios, esta semana, también gracias a LA NUEVA ESPAÑA, hemos conocido precisamente la cara más humana de uno de estos escuderos: Sergio Álvarez. El canterano, en sus tardes, ejerce como profesor en el centro educativo Paula Frassinetti Doroteas, de Avilés. El jugador, hablando de su faceta como docente, señala que "lo valioso es enseñar cómo ser buena persona". Son palabras para grabar en mármol. Y vienen además de un chico humilde, que no conduce un deportivo (pongamos por ejemplo un Porsche Panamera), pero que cuando salta al campo, le saldrán mejor o peor las cosas, siente y defiende el escudo como si fuera su corazón que ha traspasado su pecho para fundirse en la camiseta. Ustedes podrán tener su opinión más que respetable. La mía es que me den once Sergios y haremos que se haga realidad ese sueño deportivo que también confiesa: el de un equipo con aspiraciones (¿por qué no?), de volver a jugar competiciones europeas. Soy perfectamente consciente que a día de hoy, en medio no de un sueño, sino de una pesadilla, pensar en Europa, para un club que lleva años tirando una y otra vez la Copa, sueña casi grotesco. Pero recuerden que nos podrán haber "robado", o si quieren dulcificarlo, "secuestrado", nuestro club. Pero nunca podrán ni robar ni secuestrar nuestros sueños.

Post Scriptum: según el maestro Don Julio Puente, Elderson Echiéjilé, supuesto refuerzo de invierno, llegó a Gijón con un sobrepeso que ni el díscolo Antonio Cassano cuando llegara al Real Madrid, también en pleno mercado invernal. Nada que pueda sorprender en este club circense, donde de haber enanos, crecerían. Lo que sí tenemos ya son gigantes que encogen al ir a saltar de cabeza.