El máximo accionista del Sporting, Javier Fernández, demora la que seguramente sea su decisión más importante de la temporada. El dirigente prorroga el tiempo de Nico Rodríguez a la espera de ver cómo evoluciona el equipo tras la victoria ante el Granada. Y es que la parcela deportiva ha sido la gran asignatura pendiente del club en esta campaña, llamada a ser de transición tras dos años de limitaciones en los fichajes y de que el director deportivo no fuese capaz de renovar a ninguno de los miembros de la columna vertebral del equipo que terminaba contrato. La planificación deportiva ha resultado deficitaria a todos los niveles, tanto en el diseño del equipo (con posiciones superpobladas y ausencias de futbolistas específicos en otras) como en el rendimiento de los dieciséis futbolistas incorporados, de los que apenas un puñado han satisfecho las expectativas.

La del director deportivo es, ahora mismo, una de las figuras más discutidas entre el sportinguismo, que le hace responsable de la mala trayectoria del equipo por su desacierto en la planificación. Sin embargo, desde la llegada de Rubi, una apuesta personal de Nico Rodríguez, el equipo parece dar síntomas de reacción (al menos en el juego) y se abre un escenario que puede quedar más clarificado en un mes de abril con siete partidos.

Una apuesta personal. El principal freno de Javier Fernández para rescindir el contrato de Nico Rodríguez un año antes de que expire (junio de 2018) es que el director deportivo gijonés es una apuesta personal del máximo accionista. Bien es cierto que, en su día, la llegada de Nico Rodríguez fue bien recibida, con el único matiz de la extrañeza por el momento del anuncio, con Las Palmas en plena promoción de ascenso. Dos años después, el desencanto es generalizado. Javier Fernández no es un hombre que decida a la ligera. Desde que le ronda una idea hasta que la ejecuta acostumbra a madurarla con sosiego. Ahora busca un motivo sólido para dar el paso de cambiar de director deportivo, como sería, por ejemplo, un descenso varias jornadas antes del final de Liga. En caso contrario su futuro será incierto.

Dificultad para encontrar sustituto. Un factor que valora el consejo de administración es la dificultad para encontrar un director deportivo de garantías. Más aún si se espera al final de temporada para el relevo. Aunque la decisión de cambiar de director deportivo no es firme, ya se han manejado algunos nombres en la sala del consejo. Una opción que se podría contemplar es la del exjugador rojiblanco Óscar Arias, mano derecha de Monchi en el Sevilla, aunque las dudas sobre el futuro de éste complican la operación. Tampoco está claro que entre en los parámetros económicos del Sporting. Otro nombre que se maneja es el de Juanjo Lorenzo, exdirector deportivo de Osasuna y de Olympiacos.

Un equipo de trabajo y una agenda hechas. Aunque se reconoce la falta de acierto de Nico Rodríguez, el consejo de administración rojiblanco se resiste a dar por perdidos los últimos dos años. Desde el órgano gestor del club, se entiende que el gijonés es mejor director deportivo ahora que cuando llegó al club. Nico Rodríguez ha diseñado un equipo de trabajo de su agrado, con la incorporación de Antonio Gómez y de distintos ojeadores en zonas de España y del extranjero. También se valora la agenda de futbolistas que han confeccionado, así como la formación que ha recibido en este periodo visitando a algunos directores deportivos punteros.

Un nuevo estatus. Una de las carencias que se le achacan a Nico Rodríguez es la dificultad para cerrar negociaciones, ya que el Sporting tocó el verano pasado a un número importante de futbolistas. Por ello, en el caso poco probable de que continúe en el club, podría replantearse su rol. Cuando Nico Rodríguez aterrizó en el club, se dijo que asumiría las funciones que desempeñaba Raúl Lozano y la parte de las negociaciones de la que se encargaba Alfredo García Amado. El fracaso en las renovaciones de futbolistas importantes y de algunos fichajes que parecían encarrilados lleva al consejo a estudiar un nuevo estatus. Nico Rodríguez se encargaría de las decisiones deportivas y de iniciar los contactos, pero serían Javier Fernández y Ramón de Santiago quienes asumiesen el cierre de los acuerdos.

La relación con Rubi. El futuro de Rubi en el banquillo del Sporting está claro en caso de permanencia, ya que tendría otro año más de contrato. El técnico gusta en el club, por lo que gana peso la opción de que siga también en Segunda. Rubi es una apuesta de Nico, por lo que la suerte de ambos puede ir ligada. Si llega otro director deportivo, será quien decida.