Wafae Bem Moussa dejó su tierra natal, Tánger, para buscar en España trabajo y un lugar ideal para formar una familia. Sorda desde los dos años, a consecuencia de unas fiebres altas, Asturias se convirtió en su casa en 2006. En Gijón tuvo a su primera y única hija, Manar, que significa "luz encendida". Ella se ha convertido en algo más que el motor de su vida. A sus ocho años, es también, entre muchas cosas, la encargada de ejercer como intérprete, de abrirle las puertas que la comunicación a veces le cierra. Manar fue también quien el pasado viernes, en una firma de autógrafos del Real Madrid, le propuso a Isco una particular dedicatoria para su madre, la de celebrar un gol con la palabra "te quiero" en lenguaje de signos. Y la estrella madridista correspondió.

"Ha dado una alegría a mi madre, y también a toda la comunidad sorda. Vamos por la calle y todo el mundo nos saluda con el gesto con el que Isco celebró el último gol en El Molinón", afirma Manar. Y eso que su historia comenzó como algo casi casual. "Mi hija vio por internet dónde se alojaba el Madrid en su estancia en Gijón y decidimos ir a dar un paseo para ver si veíamos a algún jugador", explica Wafae.

A la puerta del hotel de concentración había formada una cola y consultaron al responsable de seguridad si podrían acceder al estar celebrándose un acto que estaba reservado, en principio, a peñistas del conjunto blanco. Ya dentro, a Manar, Wafae y Jorge Iglesias, amigo de la familia que les acompañaba, se les ocurrió proponerle a Isco su particular reto: los dedos pulgar, índice y meñique extendidos mientras que el corazón y el anular se pliegan hacia la palma de la mano. O lo que es lo mismo, "te quiero".

Quedaba esperar a que surgiera la oportunidad de que Isco o el Madrid marcaran un gol. "La economía no da para pagar una entrada en El Molinón así que vimos el partido en un bar situado cerca del campo", señala Wafae. "Mi madre se puso un poco triste cuando, tras el primer gol del Madrid, no hizo el gesto en la celebración. Tampoco lo hizo en el segundo gol del equipo, pero llegó el tercero y ahí se puso tan contenta que hasta ella y Jorge echaron a correr hacia la televisión", confiesa esta joven del barrio de El Coto y alumna del Campoamor.

"Mi hija siempre me apoya y se da cuenta de que, a veces, lo paso mal. Vale más que el oro", apunta Wafae mientras mira orgullosa los ojos de alegría de Manar. Al final del partido, Wafae, Manar y Jorge se dirigieron a El Molinón para llevarle un regalo a Isco. "Como la sidra es muy típica aquí, intentamos acercarnos para darle una botella, pero fue imposible", lamenta la gijonesa. "Ojalá nos pueda invitar a un partido o le volvamos a ver pronto. Necesitamos darle un abrazo", confiesan Wafae y Manar, eternamente agradecidas.