Después de la última derrota, tan injusta como cruel, frente al Real Madrid de las ayudas arbitrales en Europa (en España ya sabemos cómo se las gastan los dos "grandes"), merced a las posteriores derrotas también del Granada, pero sobre todo del Leganés, al Sporting se le apareció ante sí por enésima vez, un halo de luz al final de este túnel oscuro y tenebroso, por el que lleva deambulando desde prácticamente toda la temporada. La consigna así es clara fuera y dentro del vestuario y no admite prórroga alguna: el sábado en Pamplona hay que ganar o ganar. Lo contrario, significaría el adiós definitivo a Primera.

Es por esto que llevamos leyendo y escuchando durante toda esta semana, declaraciones en ese sentido, tanto por parte de jugadores, como del propio cuerpo técnico. Así, en palabras de Rubi: "el partido de Pamplona va a marcar el futuro de nuestro club". Tan categórico como cierto. Por su parte Cop, en declaraciones a LA NUEVA ESPAÑA, no dudó en afirmar sin ningún tipo de duda, que de ganar en Pamplona, el Sporting logrará salvarse. Por cierto, que en esa misma entrevista, sobre la suplencia a la que se vio relegado con la llegada de Traoré (el fichaje ´top´ del desaparecido Nico Rodríguez), el delantero croata no escondió su perplejidad por la decisión tomada por su entrenador, aunque como buen profesional, supo mantenerse prudentemente callado. Claro que esas cosas uno las lleva luego siempre dentro. Y acaban saliendo a flote, a poco que se dé la oportunidad para que lo hagan.

Pero sin duda, la frase más sonada fue la que al día siguiente de la derrota frente al Real Madrid, pronunció Isma López al referirse a que este equipo será capaz de conseguir "el típico milagro que llevamos haciendo dos años". Ahí es nada. La mentalidad ganadora del navarro, quien por acumulación de tarjetas finalmente habrá de perderse el partido frente al equipo de sus orígenes, es de las que suman y no restan dentro del vestuario. Y no crean en todos los casos es así. Por eso tampoco puede entenderse el ostracismo al que fue condenado por Rubi durante un tramo de esta segunda vuelta. El mismo que también sufrió Carmona, otro de los que siempre da la cara.

Con todo, las palabras como se suele decir, se las lleva el viento. Ese mismo viento frío que estos días está provocando con su fuerza, que se desplomen algunos árboles en esta nuestra hermosa villa marinera. Pero este frío no será nada comparable con el que atravesaría el corazón de los sportinguistas, en el caso de que el equipo fracase frente al Osasuna. Las palabras por tanto, en estos momentos cruciales, tienen el valor que tienen y desde hace unas cuantas jornadas, lo que el sportinguismo reclama son hechos. Hechos sobre el campo y no solo hermosas palabras fuera de él. A fin de cuentas son los hechos los que suman puntos.

Para evitar que sumemos esos tres puntos, enfrente tendremos a un equipo que a día de hoy, no puede siquiera completar la convocatoria con jugadores de la primera plantilla. Pero mucho cuidado con confiarse y pensar que nuestro rival ya ha arrojado la toalla. Al contrario: el partido del sábado habrá de ganarse peleando cada balón como si fuera el último de la temporada y en el que estuviera en juego la condena o la salvación.

Por todo esto, hablar a estas alturas de esquemas tácticos o alineaciones, puede que hasta esté de más. Sobre el césped de El Sadar, deberán disponerse los once hombres más preparados física pero también mentalmente. La táctica ha de ser solo una desde el primer minuto: presionar y atacar, presionar y atacar, presionar y atacar. Y después del primer gol ir a por el segundo y así hasta el pitido final.

Como era de sobra conocido y esperado, el Sporting estará en Pamplona arropado por un nutrido número de seguidores, a pesar de todas las trabas puestas desde el club rojillo para evitar facilitar entradas a La Mareona. Cierto es que con el número de socios que tienen el club pamplonica (15.000), en un estadio con un aforo que no llega a los 20.000 asientos y con una media de asistencia entorno a los 18.000 espectadores, seguramente, aunque hubieran puesto buena voluntad por su parte, no hubiesen podido satisfacer todas las peticiones de entradas que desde Gijón se demandaba. Pero una cosa es eso y otra el oscurantismo con el que han actuado desde el club navarro, a la hora de facilitar información sobre la puesta en venta de entradas y el precio de las mismas. Claro que desde el Sporting, tampoco es que se hayan lucido con las gestiones. Nunca un Departamento de Comunicación ha sabido comunicar menos. Son en todo caso asuntos y situaciones a los que la supuesta mejor liga del mundo (la misma que maltrata a sus aficionados con horarios infames), debería poner coto de una vez por todas.

Historias de entradas aparte, confiemos (una vez más) en que nuestro equipo, aunque no sea ´el de los guajes´, consiga el más difícil todavía. Cantemos así todos juntos convencidos aquello de "a Pamplona hay que ir, con una media, con una media", pero en nuestra versión especial para esta ocasión, añadamos también que "de Pamplona hay que venir, con tres puntinos en el calcetín".

Post Scriptum: se rumorea que al actual Presidente no le habrían sentado nada bien las declaraciones de uno de sus consejeros, en relación a las supuestas intenciones de venta del club a corto plazo. Tal sería su malestar, que en el pasado encuentro celebrado en El Molinón, no le habría dirigido ni una sola palabra. Pudiera ser que se avecinen así cambios en el Consejo y el implicado, podría además no ser el único en salir del mismo. Y es que los llamamientos al boicot en el mundo de la hostelería pesan lo suyo.