Lo que sucede cuando se enfrentan dos aficiones tan fieles como la de Osasuna y la del Sporting, por más que sus equipos estén agotando sus opciones de escapar de la quema, es que se agotan las entradas. Las taquillas de El Sádar colgaron ayer el cartel de "no hay billetes" y el feudo pamplonica presentará un gran ambiente.

La versión oficial indica que sólo quinientos sportinguistas tienen una localidad que le facilite el acceso al campo (éstas son las que se remitieron a Gijón), pero la realidad es que serán muchos más. La Mareona está avezada a ingeniárselas en tiempos de escasez, que suelen ser más frecuentes de lo deseado. Muchos aficionados del Sporting han conseguido entradas del último paquete de quinientas que se pusieron a la venta en taquillas. Otros muchos se valieron de amistades o de internet para conseguir una vía de acceso al estadio.

En todo caso, el ambiente está garantizado en las gradas. La emoción se vivirá en el césped y también entre los aficionados. Osasuna afronta el partido como su última oportunidad de engancharse a la permanencia, pero la realidad es que le separan diez puntos del Leganés, que serían siete si los navarros ganan y los pepineros pierden. El Sporting juega para ponerse a dos y, aunque no se quiere reconocer, se da por hecho que si terminan la jornada a cinco puntos del Leganés las opciones de permanencia serán prácticamente nulas.

El mérito enorme de la afición del Sporting es que hay en torno a mil seguidores rojiblancos dispuestos a viajar a Pamplona a pesar de no poder entrar al campo, únicamente para trasladarle su apoyo al equipo, ya sea en el hotel o a su llegada.