"No dejes de soñar", canción de Manuel Carrasco, sonó por megafonía nada más que Cuéllar hizo acto de presencia sobre el verde de El Molinón. Una llamada al optimismo cuando todavía era tiempo de calentamiento. El campo tardó en poblarse, y en animarse, más de lo acostumbrado. No ayudó la lluvia y el día laborable. Tampoco la resaca del escaso botín en Pamplona. Se notó hasta en el ya habitual recibimiento al autocar del equipo, menguado notablemente, pero con un solo grito: "Sí se puede". Y se pudo sumar, pero solo un empate. El Leganés, que juega esta noche, decidirá si fue valioso, o no.

Antes de que echara a rodar el balón hubo un recuerdo para Javi Roza, cámara gijonés y aficionado rojiblanco, fallecido recientemente, el sector más animado de inicio. La resaca del empate en Osasuna pareció estar presente en el arranque. Hasta doce minutos después de que el árbitro decretara el comienzo del encuentro, El Molinón no acabó de ponerse en marcha. Dos pases entre líneas de Nacho Cases, a Douglas y Víctor Rodríguez, levantaron al público y metieron a la gente, un poco más, en el partido.

El gol se acarició al filo de la media hora, con un cabezazo de Cop que sacó Diego López. "¡A por ellos, oé!", clamó el sportinguismo. El Sporting fue a por ello, con sustos de por medio como una clara ocasión de Marc Navarro, pero la volvió a tener. Víctor Rodríguez, a saque de falta, abrió el marcador y entonces sí, el público echó la tensión fuera al grito de "Sporting, Sporting". El regreso a la victoria estaba más cerca, aunque en el tiempo de descanso se respiró prudencia por los pasillos del municipal gijonés. "A ver qué pasa", se escuchó entre los corrillos. Estar a finales de abril con solo una victoria en casa, ante el Granada.

Baptistao, el mismo que tumbó al Leganés hace unos semanas para felicidad de los rojiblancos, saltó al campo tras el descanso y no se anduvo con favores. Suya fue la jugada que dejó en bandeja a Gerard el tanto del empate. Un momento que resumió el estado de la afición, sumida en un silencio que Cuéllar intentó remediar agitando los brazos. Hubo tiempo para un arreón final. Paradojas de la vida, El Molinón reaccionó cuando a Cop falló la más clara del partido. El Sporting parecía tenerlo cerca, y la afición puso el resto. No alcanzó. El silencio regresó. Al Sporting se le volvió a hacer difícil ganar y así, es difícil soñar.